Las horas pasan y la gasolina está desapareciendo a marchas forzadas en el sureste de EEUU, afectado por el ciberataque al principal oleoducto que suministra a esa zona del país, Colonial, la semana pasada. Presionada por el Gobierno de Joe Biden, la compañía que opera la tubería ha prometido dar este mismo miércoles una estimación de cuánto se tardará en reabrir el conducto, ante el creciente riesgo de desabastecimiento y parálisis económica en una de las regiones más activas de EEUU.
La ministra de Energía, Jeniffer Granholm, explicó el martes que, aunque el oleoducto se reabriera hoy por completo -lo que parece bastante optimista-, se tardarían varias semanas en recuperar el suministro normal. En concreto, según las estimaciones de analistas para la agencia Bloomberg, la gasolina almacenada en Houston (Texas) tardaría unas dos semanas en completar su viaje hasta Pensilvania, mientras que el diésel y el combustible de aviones podría tardar hasta 19 días.
El problema es que el virus que paralizó los servidores de la red de combustible sigue aún dentro de los ordenadores, según los últimos datos proporcionados por la compañía. Como primera reacción, han abierto una oferta de empleo para contratar un nuevo director de ciberseguridad. La firma ha insistido en que, hasta que no esté eliminado por completo, no se reiniciará el suministro, para evitar una recaída futura. Por el momento, solo se ha restablecido una pequeña sección del oleoducto como medida de emergencia.
"Hemos estado proporcionando actualizaciones diarias y, a veces, dos veces al día a nuestros transportistas, y hemos estado en estrecho contacto con las fuerzas del orden y las agencias federales para transmitir información sobre nuestros esfuerzos de restauración", dijo la oficina de prensa de Colonial el martes. "Continuaremos manteniendo informados a todos nuestros interesados y agradecemos la gran cantidad de apoyo que hemos recibido en toda la industria". Su web continúa caída desde el inicio del ataque.
La escasez de combustible empeora
Los que están sufriendo los efectos del virus son los millones de ciudadanos de los 12 estados afectados, desde Florida a la ciudad de Washington, pasando por Georgia o Virginia. En algunos grandes municipios de la zona, las gasolineras sin combustible que vender ya rondaban el 75%. En Norfolk, en el sureste de Virginia, Geoff, un ciudadano, comentaba que "he tenido que visitar 10 gasolineras para encontrar una a la que le quedara gasolina y no tuviera una cola de coches que diera la vuelta a la manzana". La Comisión de Protección al Consumidor tuvo que aconsejar a los ciudadanos no hacer acopio de gasolina en bolsas de plástico.
Do not fill plastic bags with gasoline.
US Consumer Product Safety Commission (@USCPSC) May 12, 2021
Los estados afectados consumen cada día más gasolina que toda Alemania, y las medidas extraordinarias no bastan para solucionar los problemas. El Gobierno aprobó un decreto para permitir que los estados vendan combustible de calidad inferior mientras dure el 'apagón', y para permitir la circulación de camiones cisterna más grandes de lo normal por las autopistas. Varios gobernadores han decretado ya el estado de emergencia, recomendando a sus ciudadanos que solo se desplacen en coche lo estrictamente necesario. Y varias aerolíneas con sede en la costa este están desviando sus vuelos a estados del centro o el norte para repostar ahí.
El mayor problema para la economía es que la gasolina ha superado la barrera psicológica de los 3 dólares por galón (80 céntimos de euro por litro), la cifra más alta desde 2014, lo que no ayuda precisamente a contener el repunte inflacionario que sufre el país en las últimas semanas. La mayor esperanza es que el suministro se reanude cuanto antes y que las medidas extraordinarias sirvan para contener la onda expansiva durante las dos semanas que tarde la normalización. Si no, es cuestión de días que la escasez alcance niveles críticos. "La situación empeora rápidamente", advierte Brad Jenkins, vicepresidente de la cadena de gasolineras Pilot.