Borja Sémper y Bárbara Goenaga dan una lección de amor y sensibilidad desde su veraneo gaditano

En Cádiz, el verano tiene la virtud de devolver a cada persona a su esencia. La luz cae sobre las fachadas encaladas como una caricia de sal, y el aire, cargado de rumor de olas y fritura de pescado, invita a vivir despacio. Allí han aparecido, en la orilla quieta de agosto, Borja Sémper y Bárbara Goenaga. El portavoz del Partido Popular ha reaparecido surge en sus redes sociales tras el duro anuncio de su diagnóstico de cáncer. En Cádiz, donde disfruta de unos días de descanso junto a su mujer, su gran apoyo en este difícil momento.

"Unos días de Cádiz para recuperar energía. Cádiz siempre es una buena idea", ha escrito en un post en Instagram con una instantánea junto a su flamante esposa, que hace un par de semanas cumplió 42 años.

Hace apenas tres semanas, en una rueda de prensa que dejó más silencio que titulares, Sémper confesó que un cáncer le obligaba a apartarse de su papel como portavoz nacional del Partido Popular. El anuncio, dicho con serenidad pero con el peso invisible de la enfermedad en la voz, trazó un nuevo mapa en su vida: menos atriles, menos focos, más tiempo para la salud y para las manos que lo sostienen.

Ese sostén tiene nombre y mirada: Bárbara Goenaga. La actriz, empresaria y cómplice, ha sido la brújula de este viaje incierto. Fue ella quien, con una mezcla de firmeza y ternura, insistió en que Borja se hiciera unas pruebas que él posponía como quien deja para mañana una cita incómoda. El diagnóstico llegó como una ola fría, pero con la buena noticia de que el horizonte estaba despejado para la curación. Él mismo ha dicho que, sin su insistencia, quizá hoy hablaría de plazos y excusas; gracias a ella, habla de tratamiento y de futuro.

En el vídeo que el propio Sémper ha compartido, se les ve a pocos pasos del mar, él con sombrero y gafas, ella con esa luz de quien sabe reírse de las tormentas. No hay poses, solo la simple verdad de dos personas caminando juntas. En esa imagen cabe toda una lección: el amor no siempre se declama, a veces se demuestra en la forma de sujetar un brazo o de esperar a que el otro alcance la orilla.

Su familia, un mosaico de hijos y afectos, completa la escena. Aran, el hijo que Bárbara tuvo con Óscar Jaenada; Pablo, del matrimonio anterior de Borja; y los pequeños Telmo y Eliot forman un equipo que ha aprendido a crecer entre apellidos distintos y la misma complicidad. En Cádiz, todos parecen encontrar ese equilibrio de risas, confidencias y juegos que solo el verano ofrece.

Los mensajes de apoyo han inundado las redes desde que reapareció. Amigos, adversarios políticos, desconocidos: todos han dejado una palabra de aliento, un deseo de pronta recuperación. Sémper, que se confiesa aficionado al humor negro, bromea sobre su enfermedad cuando el momento lo permite, aunque evita hacerlo delante de Bárbara. La naturalidad es su estrategia: no ocultar, no dramatizar más de lo que la vida ya impone.

En esta etapa, dice, el tiempo ha cambiado de densidad. Cada día cuenta más, cada instante adquiere el peso de lo irrepetible. Cádiz, con su luz que parece prometer eternidad, le presta el decorado perfecto para aprender esa lección. Y así, entre paseos junto al mar y conversaciones al caer la tarde, Borja y Bárbara escriben sin proponérselo una crónica de amor y resistencia, hecha de sol, sal y gratitud.

Fue el pasado 14 de julio cuando Sémper sorprendía al anunciar públicamente que padece cáncer

Lanzó un mensaje de tranquilidad asegurando que las perspectivas médicas son "razonables". Aun así, advirtió que su exposición pública se reduciría durante el tiempo que duren sus tratamientos. Un día después, reconocía que fue su mujer quien insistió para que se sometiera a las pruebas médicas: "Me encontraba mal, y gracias a ella se detectó", contó hace unas semanas.

Una relación consolidada

Los dos mantienen una sólida relación desde 2015. El político y la actriz forman una familia numerosa: Goenaga tuvo un hijo de una relación anterior con el actor Óscar Jaenada, y junto a Sémper ha tenido dos hijos más. Pese a que en sus inicios algunos no apostaban por la estabilidad de su relación, el tiempo ha demostrado que lo suyo no solo funciona, sino que se ha afianzado con el paso de los años.