Juan Gonzalo "Juango" Ospina, el abogado penalista que representa a la familia del médico Edwin Arrieta en el mediático caso de Daniel Sancho y que, desde entonces, es colaborador fijo de Ana Rosa Quintana, ha demostrado que sabe hacer equipo. Hace unos días voló hasta Formentera con todos sus compañeros para trabajar y poner en común los proyectos que tienen entre manos, pero también para desconectar. Porque su equipo y él se regalaron unos cuantos chapuzones, sesiones de sol y mar.
Desde hace más de dos décadas, el abogado comparte su vida con Blanca Sáenz de Pipaón, empresaria de raíces guipuzcoanas. Se casaron el 24 de septiembre de 2016 en Hondarribia, en una ceremonia que marcó el inicio de una familia consolidada. Juntos han tenido tres hijas: Martina (nacida en 2018 en Donostia), Candela (llegada en 2020, en plena pandemia) y la pequeña Loreto, nacida en Madrid en septiembre de 2023. Aunque su perfil mediático es el de un abogado firme y expresivo ante la prensa, en privado Ospina apuesta siempre por la conciliación: los fines de semana son sagrados para estar con su esposa y sus niñas. Pero esta vez el viaje era de trabajo. De hecho, unos días después regresó a Madrid, cogió otro vuelo y se marchó a Palma para pasar unos días en familia.
La reunión estratégica, que tuvo lugar en Formentera, fue un momento clave para revisar el estado actual del caso Arrieta-Sancho y trazar los próximos pasos judiciales. Sin embargo, lo que más llamó la atención fue la actitud relajada y cercana del abogado: tras horas de trabajo con su equipo, Ospina no dudó en disfrutar del entorno en bañador, presumiendo de tipazo. Al parecer, el abogado despierta mucho interés entre sus compañeras de televisión, y ahora se entiende por qué. Las imágenes, que él mismo ha compartido en sus redes sociales, muestran a un letrado en forma, presumiblemente gracias a una rutina eficiente de gimnasio y buena alimentación. No es de extrañar que en las redes lo hayan bautizado como "el abogado con cuerpazo".
Con su mujer y sus hijas en la retaguardia emocional
En Ibiza, Ospina no solo lideró el trabajo legal, sino que propició que su equipo intercambiara ideas entre chapuzones y momentos informales. El entorno fue clave para recargar pilas de cara a los próximos procesos judiciales: un bufete joven, un caso internacional complejo y un liderazgo que combina estrategia, empatía y presencia. Con su mujer y sus hijas en la retaguardia emocional, Juango Ospina volvió a casa con la agenda ajustada y el equipo reforzado, listo para seguir defendiendo con convicción sus casos. Su estancia en Formentera quedará como ejemplo de que, incluso en tiempos de máxima exigencia profesional, hay espacio para mostrarse cercano, humano y… en bañador.