Anne Hathaway, una de las estrellas más queridas de Hollywood y también del público español, vuelve a ser noticia por su último reto interpretativo: la película "Madre María", dirigida por David Lowery. En este nuevo largometraje, Hathaway, de 42 años, interpreta a una cantante ficticia descrita como una mezcla entre Lady Gaga y Taylor Swift, un papel que, según confiesa, le ha supuesto uno de los mayores desafíos de su carrera.
En una entrevista concedida a la revista Vogue, la protagonista de El diablo viste de Prada ha explicado cómo afrontó la compleja tarea de transformarse en una estrella mundial del pop. "Lo que me impactó de inmediato al leer el guion es que no se puede 'interpretar' a la Madre María. Hay que ser ella, y eso es un reto completamente diferente", asegura Hathaway. Para lograrlo, la actriz se sometió a una exigente preparación física y mental que duró casi dos años. Las jornadas de trabajo incluían entrenamientos de baile desde las ocho de la mañana hasta las seis de la tarde, además de intensas clases de canto. La propia Hathaway ha reconocido que el proceso no fue fácil y que incluso llegó a tener conflictos internos al descubrir nuevas facetas de su voz. "Toda mi vida he cantado como soprano, como mi madre, que es una cantante maravillosa. Pero durante la preparación descubrí que mi voz quiere estar más abajo, en un registro diferente. Eso fue un aprendizaje enorme", relató.
La transformación también fue emocional. Según su coreógrafa, Dani Vitale, uno de los mayores retos fue conseguir que Hathaway conectara con su cuerpo y aprendiera a expresar emociones sin recurrir al texto. "Le decía: 'Muéstrame cómo te sientes con tu cuerpo, no me lo expliques con palabras'. Esa fue la clave: sacar a Annie de su cabeza", explica Vitale.

Anne Hathaway reconoce que este proceso le obligó a enfrentarse a una de las barreras mentales más importantes de su carrera: aceptar ser una principiante. "La humildad de eso es enorme. Presentarte cada día sabiendo que vas a ser un desastre. Y que esté bien. No es que seas malo, es que estás empezando. Desprenderme de la necesidad de hacerlo todo bien fue difícil, pero necesario", confiesa. La actriz también revela que esta experiencia le ayudó a liberar tensiones físicas que llevaba acumulando durante años. "Por fin aprendí a respirar. Mi cuerpo estaba tan bloqueado que literalmente no podía respirar hondo. Llevaba mucho tiempo intentando abrir ese espacio y pensaba que era imposible. Toda mi respiración estaba atascada", explica. Mientras continúa promocionando Madre María, Hathaway también está centrada en el rodaje de la esperada secuela de El diablo viste de Prada 2, retomando su icónico papel de Andy Sachs a rebufo de la retirada de Anne Wintour. No en vano esta portada de Vogue la protagoniza la coprotagonista de El Diablo se viste... ; es decir, le "becaria" de aquella otra Wintour magistralmente interpretada por Meryl Streep.