Actualidad

Liz Taylor y la pasión, según Richard Burton

  • Se cumplen cinco años de la muerte de la actriz

Informalia

Para Burton ella era "una diosa del sexo". Y ella decía: "Imagínate tener al oído la voz de Richard Burton mientras haces el amor. Borraba todas las preocupaciones y las penas. Lo demás se esfumaba". El amor de la Liz Taylor y Richard Burton es, probablemente, el más ruidoso, turbulento, autodestructivo y delirante de la historia de Hollywood. No dejaron de amarse hasta la muerte y después de 27 largos años él le dijo a ella: "Si me dejas tendré que matarme. No hay vida sin ti". Este miércoles hace 5 años que ella nos dejó.

Los dos sentían un amor único que marcó sus vidas convirtiéndoles en la pareja más apasionada de la historia. Estaban hechos el uno para el otro pero no se soportaban.

Liz nació en Londres y de muy niña se trasladó a Estados Unidos. Hizo su primera película con solo 10 años. Richard era galés. Se educó en el teatro; quería ser el sucesor de Lawrence Olivier y de John Gielgud. En 1953 Liz y Richard se encontraron en una fiesta en casa de Stewart Granger y Jean Simmons y no hubo más que indiferencia.

Tuvieron que pasar nueve años para que trabajaran juntos en la maravillosa y espectacular Cleopatra (1963). Ambos estaban casados. Él con Sybil Williams y ella con su cuarto esposo, Eddie Fischer. El romance verdadero entre ellos dejaría pequeña la historia de Marco Antonio y Cleopatra que interpretaban.

Comenzó así así una historia de amor apasionado, irrefrenable y en algunos momentos destructivo. Se amaron irremediablemente ante el estupor de Sybil y de Eddie. El escándalo fue planetario y se convirtieron en la pareja de moda.

Se casaron por primera vez en Montreal y su unión duró 10 años, de 1964 y 1974, y 16 meses después del divorcio, se volvieron a casar en 1975, ya que no se habían olvidado, su amor era una auténtica adicción, especialmente para Burton. En esta última ocasión, sólo duraron un año.

Burton al principio se burlaba de ella haciendo comentarios de su físico, para acto seguido caer rendido ante su belleza y gran talento. De hecho, durante el apogeo de su relación de amor, la definió así: "Tú eres probablemente la mejor actriz del mundo, lo que junto a tu extraordinaria belleza te hace única".

Liz, embrujada por el erotismo del actor, declararía más tarde: "Imagínate tener al oído la voz de Richard Burton mientras haces el amor. Borraba todas las preocupaciones y las penas. Lo demás se esfumaba".

A pesar de todo no se entendían, pero el fruto de esos desencuentros despuntaba en un auténtico volcán de sentimientos muy pasionales. Sus fuertes caracteres chocaban con asiduidad. El alcohol, las peleas o algunas enfermedades que padecía Liz les alejaban.

Se aferraban a un amor que no tenía razón de ser ya que en lugar de felicidad, les provocaba tristeza y aun así su amor dejó una huella indeleble que los marcó a ambos.

El actor galés murió el 5 de Agosto de 1984 en Suiza, a los 58 años a causa de una hemorragia cerebral. Taylor falleció mucho después (el 23 de Marzo de 2011 a los 79 años de edad), hace ahora cinco años. Pero durante su existencia siempre manifestó su deseo de ser enterrada al lado de su querido Burton en Suiza.

Sus constantes peleas, borracheras y carencias, que humanizaban a las dos figuras más grandes en su época, no se pueden olvidar. Podría considerarse un amor adictivo donde se mezclaban y confundían sentimientos llegando a ser obsesivos. Sus encuentros sexuales estaban trufados de magia, romanticismo, erotismo y sensualidad.

El desprecio se tornaba afecto y viceversa. El maltrato, la depresión o el alejamiento emocional destrían sus lazos. Todo esto les llevaba a reforzar sus intentos dando más amor, aumentando la concentración en la conducta del otro, dependiendo cada vez más el uno del otro pero siendo destruidos por la relación al mismo tiempo.

Bebieron, gastaron sin conocimiento en joyas y lujos, y supieron adaptarse a la espiral de la publicidad, sobre todo Liz. Poco antes de fallecer, Burton pensó en ella. Nunca dejó de sentir amor por Liz y hasta en sus últimos días pidió volver con ella. "En el fondo nunca nos hemos separado. Y supongo que nunca lo haremos", le comentó Burton a su hermano cuando su vida se apagaba. Dos días antes le había mandado su última carta de amor. Ella confesaría: "El día que murió, yo aún estaba locamente enamorada de él. Richard era magnífico en todos los sentidos. Y en todo lo que hacía. Desde los primeros momentos en Roma estuvimos siempre loca y poderosamente enamorados. Tuvimos tiempo, pero no el suficiente".

La verdadera historia de amor de Elizabeth Taylor y Richard Burton se recoge en el libro El amor y la furia de Sam Kashner y Nancy Shoenberger, que incluye las cartas que Richard Burton, que era un hombre cultivado, amaba la poesía y escribía diarios con el deseo de componer una novela autobiográfica, enviaba al amor de su vida.

En una de sus películas juntos, ¿Quién teme a Virginia Woolf? (1966), en la que Mike Nichols adaptaba la obra de teatro de Edward Albee, se cuenta la desgarradora e incisiva radiografía de un matrimonio en crisis, retrato de la destrucción que genera una adicción tan monstruosa como el alcohol. La cinta refleja muchos momentos de la vida de la pareja Taylor-Burton.