
Salicru, empresa familiar especializada en la fabricación de SAI (sistemas de alimentación ininterrumpida), prevé duplicar su facturación en los próximos tres años. En conversación con elEconomista.es, Eduard Salicrú, consejero delegado y representante de la segunda generación familiar, apunta a un objetivo de 200 millones de euros gracias a su apuesta por la internacionalización y el diseño de soluciones a medida para sus clientes. En 2024, la multinacional ingresó 101 millones, casi el doble frente a los 53,6 millones cosechados en 2018.
A nivel global, el 70% de su giro procede de la fabricación y comercialización de SAI, así como de sus servicios asociados, mientras que el 30% restante se reparte entre el resto de dispositivos fabricados en sus instalaciones catalanas y de Shenzhen (China), donde cuenta con un centro productivo. "Este año nos mantendremos más o menos en las cifras del año anterior. Para 2026, prevemos crecer al 25% en facturación y al 20% en personal", detalla el primer directivo.
Estas metas serán posibles, según cuenta Salicrú, gracias a la internacionalización de la empresa. Actualmente, un 35% de sus ventas proceden del exterior, donde destacan regiones como Oriente Medio (Arabia Saudí es su segundo mercado), Latinoamérica y Asia. En 2024, también abrió una filial en Australia para dar cobertura a la zona del Indo-Pacífico. La búsqueda de oportunidades en el extranjero parte de una realidad: la compañía lidera en España la venta de SAI, que constituye su principal fuente de ingresos (44% del total nacional), por lo que debe salir al extranjero en busca de negocio.
Mercado ferroviario y energético
En paralelo a las exportaciones, la empresa está reforzando la elaboración de soluciones diseñadas ad hoc, es decir, adaptadas a los requerimientos de dimensiones y potencia de clientes corporativos. Esto no significa que la empresa vaya a abandonar la venta de productos estandarizados para el mercado doméstico.
Otro foco estratégico para Salicru es el aumento en las ventas de rectificadores para grandes operadores ferroviarios y de transporte energético. Estos dispositivos, usados por grupos como Hitachi, Thales, Alstom y Redeia, transforman la corriente alterna en continua y son esenciales a medida que avanza la electrificación de la economía y la generación a partir de fuentes renovables. Conviene recordar que la multinacional ya tiene presencia en estos mercados, como demuestra su participación en sistemas de alimentación críticos en alta velocidad ferroviaria.
Por todo ello, la compañía ha ampliado su capacidad productiva en Santa Maria de Palautordera, donde solo en el último año ha sumado 3.000 metros cuadrados. Desde 2020, ha duplicado prácticamente su superficie en su sede central hasta más de 20.000 metros. Este crecimiento ha conllevado, además, una reordenación de las distintas áreas de la empresa, como el servicio técnico, el laboratorio y los almacenes, para dejar más espacio a la fabricación. Asimismo, la multinacional ha adquirido una empresa de chapistería para integrar este proceso en su cadena de valor.
Todos estos esfuerzos se han traducido en una inversión acumulada de 26,1 millones de euros en el periodo 2021-2024. De forma periódica, la organización invierte cada año un 5% de su facturación en Investigación y Desarrollo Tecnológico (I+D+i), una cifra que cuadruplica el 1,28% promedio de las empresas tecnológicas nacionales y casi triplica el 1,87% de la media europea. Este 2025, Salicru trabaja para extender su departamento de innovación hasta los 1.000 metros cuadrados.
60 años de historia
Si bien la fabricación y comercialización de SAI es el principal negocio de la compañía, la empresa se fundó en 1965 para producir transformadores reguladores de tensión. Además, lo hizo en Sant Celoni, localidad vecina de Santa Maria de Palautordera, de la mano de Jacint Salicrú, padre de Eduard.
No fue hasta 1973 que lanzó al mercado su primer prototipo de SAI. Estas soluciones garantizan la continuidad del suministro de corriente alterna, transformando la corriente continua de sus baterías en alterna, y limpiando de perturbaciones el flujo eléctrico. Según cada modelo, el grado de autonomía puede oscilar de minutos a horas. Su implementación resulta esencial en infraestructuras críticas como quirófanos o radares, aunque también se usan a nivel particular y profesional. Como muestra de ello, al día siguiente del gran apagón, el centro de asistencia al cliente de la compañía recibió un 40% más de llamadas que en una jornada normal.
El fabricante también cuenta, entre su gama de productos, con otros dispositivos como rectificadores, inversores solares (que comercializa bajo la marca Equinox), baterías y variadores de frecuencia.