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El análisis: El último número del totalitarismo castrista

    Los dictadores cubanos, Fidel y Raúl Castro. <i>Foto: Archivo</i>


    El periódico Granma, órgano principal periodístico del Partido Comunista Cubano, y único diario de peso informativo (aunque más desinformativo que otra cosa), acusó hoy en una editorial al señor Ángel Carromero, un joven miembro del PP, de homicidio, en el caso de la muerte por "accidente" del líder del Movimiento Cristiano Liberación Oswaldo Payá Sardiñas, Premio Sajarov, y nominado al Nobel de la Paz y de Harold Cepero, joven activista del MCL.

    La acusación se basa en una falsa y mediocre investigación urdida por la policía castrista que no tiene ni pies ni cabeza, con la intención de enmascarar lo que fue un asesinato en accidente. Esa investigación fue avalada por el diz que disidente Elizardo Sánchez, quien en el pasado se destacó también por ser galardonado con una medalla del MININT (Ministerio del Interior Castrista), como agente Juana, y quien además al parecer desbarraba de Payá por ser éste cristiano, y él, bueno él en una ocasión en que acompañé al periodista francés Daniel Mermett a su casa y que éste lo entrevistara, nos contó de su pasado marxista y de su nostalgia por el joven marxista Fidel Castro.

    Su aval a la versión gubernamental se interpuso a las declaraciones de Ofelia Acevedo Maura, viuda de Payá, y de su hija, Rosa María Payá, quienes declararon primeramente que en el momento del accidente habían recibido varias llamadas de móviles de los acompañantes de Payá y de Cepero, el sueco Aron Modig y el español Ángel Carromero, haciéndoles saber que dos vehículos habían perseguido al automóvil donde iban, los había impactado al menos en tres ocasiones, y había terminado por provocar la catástrofe.

    Además, la página web de Oswaldo Payá Sardiñas ha ido publicando fotos, videos y evidencias claras de persecuciones y acosos anteriores a los que fue sometido el disidente. Hará un mes su coche fue impactado y volteado como se puede ver en varias fotos en la red. Iba con su familia dentro.

    Una página oficial castrista se apuró a publicar unas fotos falsas de un automóvil que nada tenía que ver con el del accidente, y un miembro de la Seguridad del Estado, el agente Emilio, que se había infiltrado anteriormente como vocero en las filas de las Damas de Blanco bajo el nombre de Carlos Serpa Maceira, publicó en tono burlón en otro sitio de internet del régimen una foto donde alardeaba: "Hasta la vista, baby". Dos actos fallidos o desesperados de bravuconería evidente.

    Nadie sabe quiénes son

    Resulta curioso que la familia de Harold Cepero no haya sido entrevistada, ni una declaración se haya filtrado a la prensa. Nadie sabe quiénes son ni dónde los han metido. Tampoco la ceremonia fúnebre de su cadáver trascendió a los medios.

    La ceremonia fúnebre de Payá, por el contrario, fue precedida del numerito de siempre estilo el nuevo Raulato, o sea, la policía que reprime a unos diz que opositores que sólo actúan y salen a la palestra cuando hay un muerto por el medio, y con la intención de robar cámara y llevarse los focos y las portadas de la prensa internacional. Para colmo, en esta ocasión, estrenaron en tiempo record, pulóveres con la imagen de Payá en el frente. Lo nunca visto en Cuba. Una muerte trágica y un velorio fashion por parte de una parte de la disidencia, solo reconocida por los medios socialdemócratas del mundo.

    ¿Cuál es mi análisis de lo que ha pasado con Carromero y a Modig? Lo dije desde el inicio. Es el crimen casi perfecto, confiemos en que no hay crimen perfecto, como siempre se afirma, y que algún día podamos dilucidarlo todo, no sólo ese crimen, todos los crímenes del castrismo.

    Cámara y pistola apuntándole

    Tal como queda según la versión de la dictadura: Se trata de un accidente de tránsito, el culpable del homicidio es Ángel Carromero, joven del PP, ya que iba conduciendo, y el sueco, bueno, el sueco ya sabía yo que se haría el sueco, él iba dormido (es lo que ha dicho), pero aún dormido mandó ?según él mismo- unos Sms, que no recuerda a quiénes ni qué decía en ellos.

    Si Ángel Carromero confiesa la verdad y se para en sus trece y se les enfrenta, lo matan o lo encierran de por vida. Pero como por el contrario, ha dicho lo que le han exigido que diga, cámara y pistola apuntándole, pues quedará vivo, como rehén y cobarde. El sueco tampoco podrá declarar nada diferente, una vez que se encuentre en Suecia, puesto que su compañero ha quedado en Cuba, comiéndose un cable de alta tensión.

    La cámara que llevaba Oswaldo Payá Sardiñas, con la que siempre filmaba las persecuciones de las que era objeto, no ha sido devuelta, ni lo será. Las palabras de la viuda y de su hija caerán al vacío muy pronto, y los muertos al olvido.

    Se nos pide a los cubanos que pensemos en el pobre chaval de Carromero, y claro que hemos pensado en él, y en su familia. Pero espero que los españoles no olviden, y que el propio Carromero no olvide, que para lo que ellos representa un viaje de solidaridad, una especie de aventura política, para los cubanos significa la vida. Y espero que ahora más que nunca él se haya dado cuenta.

    Se sabía que si decía la verdad estaba perdido, y que si decía la mentira que le irían a imponer también lo estaba. Carromero no saldrá de inmediato. Ya los esbirros tienen en sus manos a otro Alan Gross. Al rehén perfecto para extorsionar y chantajear al gobierno de Mariano Rajoy.

    La prensa extranjera

    Tampoco Carromero pudo haber dicho, en lugar de "se centren en sacarme de aquí", respuesta que suena bastante cobarde (aunque habría que ver cómo se habrían comportado otros en su lugar), y su cobardía que no se comprende por mucho que uno quisiera, pensando en tantos cubanos que han ido caminando al patíbulo, no pudo haber dicho algo como por ejemplo que "se centren en derrocar a los hermanos Castro", o "se centren en una investigación clara de este hecho", porque nadie se habría enterado.

    Porque allí todo, absolutamente todo, los medios de comunicaciones, las cámaras, las televisiones, y hasta los periodistas son castristas. Las preguntas que les hicieron a estos jóvenes hablan por sí solas. No eran periodistas, eran policías, y lo peor es que allí se hallaban corresponsables extranjeros, como Fernando Rasvberg ?el que debe ser expulsado de inmediato de su corresponsalía-, que se dirigió a Modig como un verdadero esbirro.

    La única verdad que tenemos es que Payá y Cepero están muertos, hay varias familias destruidas una vez más. Y Carromero irá a la cárcel, condenado quién sabe a cuántos años, se habla de 7, pero como el sueco tuvo ?a bien? declarar de sus actividades extras, o sea políticas, compartidas entre ambos, pues es probable que le toquen los 20 años que le metieron por la cabeza a Alan Gross.

    Entre tanto, una entrevista muy importante y reveladora que le habían hecho a Ofelia Acevedo Maura en La Cope desapareció de la red, aunque ahora puede volver a encontrarse. Y el gobierno de Rajoy se muestra con la misma tibieza que el gobierno de Obama. Los negocios son los negocios, recuerden, y España no se encuentra en la mejor situación para quitarse del camino a los Meliá y compañía, o sea, a todos aquellos que se benefician desde años con negocios esclavistas en Cuba.

    Artistas procastristas

    La solución sería un comando tipo el que llegó a Bin Laden, pero no creo que se tomen el mismo trabajo para salvar a un españolito de derechas, cuando los americanos no lo han hecho con un judío de izquierdas. En cuanto a los cubanos, nadie piensa en ellos, y los que piensan y se arriesgan, ya vemos lo que les pasa.

    Sin embargo, los artistas y escritores, promotores tapiñados del régimen castrista, los Leonardo Padura, Wendy Guerra, Senel Paz, Pedro Juan Gutiérrez, Vladimir Cruz, Jorge Perogurría y demás aves del corral, siguen aprovechándose y publicando y haciendo cine en el mundo entero, y soltando sus sandeces castristas sin que se le mueva una pestaña a uno de esos negociantes de izquierda que atinan más a ocuparse de sus bolsillos que a preocuparse del dolor ajeno.

    Hasta que los gobiernos del mundo y las organizaciones de DDHH no decidan sacar a los Castro del poder mediante un tribunal penal internacional, y acusarlos de crímenes contra la humanidad, seguiremos perdiendo vidas y la libertad no será jamás posible, ni con Fidel, ni con Raúl, ni con toda su parentela junta. Pero no lo han hecho con Siria, y para colmo los rusos instalarán de nuevo bases navales en la isla.

    Le queda al pueblo cubano la última palabra. Y cada vez estarán más solos, porque con otro ejemplo como el de Gross, Modig, Carromero, y otros extranjeros también encarcelados en la isla, dudo que nadie quiera arriesgar sus existencias por doce millones de carneros robotizados.