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Una juez ordena más pruebas mentales al asesino noruego
Breivik ha admitido que detonó una bomba en un edificio del Gobierno en Oslo que costó la vida a ocho personas y mató a disparos a otros 69 en un campamento de verano para jóvenes del partido Laborista el pasado julio.
Si el tribunal termina mostrándose de acuerdo en considerar a Breivik como un enfermo mental, casi con seguridad será enviado a una institución psiquiátrica de seguridad, en lugar de en una prisión.
"La naturaleza extremadamente seria del caso indica que las cuestiones adicionales deben investigarse más allá" dijo en una rueda de prensa la juez del distrito de Oslo Wenche Elizabeth Arntzen.
"Rara vez hace daño arrojar más luz sobre un caso", añadió, señalando que un especialista de salud mental que ha atendido a Breivik en prisión ha discrepado públicamente con los expertos nombrados por el tribunal que le declararon psicótico el 29 de noviembre.
Breivik ha dicho a través de su abogado que se negará a colaborar, pero la juez dijo que eso no es relevante para su decisión.
Docenas de supervivientes y otros afectados por la bomba y los disparos de Breivik han exigido una nueva evaluación, afirmando que sólo alguien en pleno control de sus facultades podría haber realizado los sistemáticos ataques.
Breivik ha dicho que pretendía castigar a lo que consideraba "traidores" pro inmigración.
El condenado, de 32 años y oriundo de Oslo, será juzgado el 16 de abril independientemente de su estado mental.
Asumiendo que se le considerase culpable, según autoridades judiciales, un tribunal de tres jueces decidirá si va a prisión por un máximo de 21 años -la sentencia de cárcel máxima en Noruega- o si es encerrado en una instalación psiquiátrica.
Las opiniones médicas tienen mucho peso en el sistema legal noruego. La fiscalía ha dicho que después del diagnóstico inicial tenían previsto solicitar el tratamiento, y no la sentencia de prisión.