Una bronca diaria con el jefe o una discusión con un compañero en la oficina altera los nervios, pero ahora resulta que también provoca alteraciones en sus costumbres alimentarias.
Investigadores británicos han examinado el estrés provocado por discusiones en el ámbito laboral y por diversas situaciones en el trabajo, como puede ser la presentación de un proyecto. Los resultados muestran que los trabajadores que sufren algún episodio de tensión en el trabajo pican más entre comida y comida, fuman más cigarrillos al día, a pesar de las horas que pasan encerrados entre cuatro paredes, y toman más bebidas con cafeína que la media.
Según este estudio, realizado por la Universidad de Leeds (Inglaterra) y presentado ayer por el Consejo deInvestigación Económica y Social del Reino Unido, los empleados que experimentan incidentes en el trabajo consumen menos cantidades de vitaminas, no toman fruta y su principal comida del día contiene menos cantidad de la recomendada.
Al parecer, y según aseguran los investigadores, es el estrés mental y no el físico el que arrastra a los empleados a picar entre horas. Entre las situaciones que impulsan a picotear, las tres más frecuentes son: hacer presentaciones de informes y proyectos delante de compañeros de profesión, discusiones dentro del horario laboral y reuniones o conversaciones con el jefe. Sin embargo el estrés físico, que produce dolores de cabeza o sensación de peligro (pensar que pueden despedirle del trabajo) reduce la ansiedad que puede llevar a las personas a comer entre horas.
La directora del estudio, la doctora O'Connor, define a estos empleados como "comedores emocionales con altos niveles de vulnerabilidad y con tendencia a convertir la comida en una vía de escape". Los investigadores han diferenciado entre hombres y mujeres a la hora de elaborar el estudio y ellas han salido perdiendo: son las trabajadoras las que más tentempiés comen a lo largo del día.
