Pymes y Emprendedores

El enrevesado camino hacia la pasarela de Nueva York

"Sombra aquí y sombra allá", un año más la laboriosa y artesana maña de muchos portentos de la moda vuelve a reflejarse en las tumultuosas carpas de Bryant Park, en la semana de la moda de Nueva York. Sin embargo, entre las vacas sagradas como Carolina Herrera, Calvin Klein o Diane Von Furstenberg, existen otros pupilos aventajados que a base de trabajo duro y algún que otro golpe de suerte se cuelan en el codiciado calendario oficial para presentar por primera vez su colección en sociedad.

Mariposas en el estómago debió sentir Victorya Hong cuando el pasado viernes presentó por primera vez en sociedad a sus queridos retoños. Esta periodista financiera convertida en diseñadora ha conseguido hacerse un hueco en esta blindada industria gracias a su tesón, conocimientos de gestión y algún que otro golpe del destino. Hong, creadora de la marca Na-Be, "crisálida" en su coreano natal, cuenta con el peso de la fama tras su paso como concursante del reality show Project Runaway, producido y presentado por la top model Heidi Klum.

Pese a que su participación en el programa ha sido una plataforma de exposición sin precedentes, los voraces contratos de confidencialidad con la cadena Bravo, donde se emite el programa, han supuesto otro obstáculo con el que lidiar. Hong reconoce que buena parte de su primera colección se ha cocinado "en la sombra" porque "hasta que no fui expulsada del programa no pude hacer pública mi intención de estrenarme en la semana de la moda".

Esta menuda mujer, con mucha garra y un encanto arrebatador, heredó su pasión por la moda cuando su familia emigró a un pequeño pueblo de Virginia. "Mi madre compró una máquina de coser desesperada al no poder encontrar la misma calidad en la ropa que la que ella nos hacía en Corea", añade. Victorya reconoce que haber formado parte de la Semana de la Moda fue un golpe del destino cuando uno de los desfiles se cayó de cartel a última hora.

A través de una agencia de relaciones públicas se buscaron patrocinadores contra reloj, puesto que un diseñador novel puede venir a gastarse entre "5.000 y 75.000 dólares" en organizar una presentación de este calibre. "Lo más costoso es el lugar del desfile, si utilizas alguna de las pasarelas de Bryant Park el coste puede ascender hasta 40.000 dólares, por eso, muchos usamos otros espacios". Discotecas y locales ceden sus interiores a cambio de promoción. "En ocasiones si te rodeas de gente que confía en ti, muchos servicios como el maquillaje o la peluquería pueden salir gratis".

La colección de Otoño de Na Be consta de un total de 29 estilos y el precio de los vestidos creados por Victorya son asequibles para el público en general ya que vienen a costar entre los 200 y 300 dólares. Entre los consejos ofrecidos por Hong para sobrevivir a los altibajos de la industria, la joven deja claro que su experiencia dentro del periodismo financiero le ha servido de mucha ayuda. "Estar familiarizada con los términos de negocio y saber cómo funciona un negocio es esencial", asegura. "A todos nos gustaría pasar el tiempo diseñando pero si no cuentas con un buen plan de financiación es muy difícil conseguir mantenerte. Antes de comenzar mi propia aventura trabajé en varias compañías de moda y eso también me ayudó mucho como referente".

Carrera bordada

Otra emprendedora del mundo de la moda es la diseñadora Nanette Lepore, que comenzó su negocio con una pequeña boutique en el West Village y esta semana prepara un desfile de 30 diseños, cuya producción ha costado entre 150.000 y 200.000 dólares. Lepore recordaba sus comienzos cuando "mi marido era camarero y yo luchaba por hacerme un hueco en la pasarela ". Nanette cuenta con su base de operaciones en la Gran Manzana, donde la industria textil se esconde en las entrañas de grandes lofts industriales. Eso sí, el carnívoro mercado inmobiliario amenaza que en sólo una manzana cualquier diseñador pueda producir cantidades industriales de sus modelos.

Lepore importa sus telas desde Europa. A día de hoy "el cambio del euro frente al dólar nos esta matando", por eso, su marido, que abandonó la bandeja para ayudar a su mujer en su aventura "ha retrasado dar el salto internacional por lo menos hasta dentro de cinco años". Nanette Lepore cuenta con 110 empleados en Nueva York y otros 150 en el resto del mundo, ya que posee una tienda en Londres y varias en EEUU.

Nanette Lepore produce buena parte de sus diseños a este lado del Atlántico a tan sólo un par de calles de su sede. Al contrario que otros diseñadores tan sólo produce de uno a dos estilos en países como China o India. Sin embargo, explica los inconvenientes que de esta práctica se derivan. "En China tenemos problemas con la fecha de entrega y en la India no suelen ser exactos con las medidas".

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