Pymes y Emprendedores

Desayuno informativo de elEconomista: Sanidad mantiene en jaque a 240.000 pymes

Los representantes de la hostelería, el ocio y los autónomos coinciden en su veredicto: si se prohíbe fumar en bares y restaurantes, aumentará el desempleo.

A día de hoy, la Ley del Tabaco obliga a los bares y restaurantes que superen los 100 metros cuadrados de superficie a separar sus establecimientos en dos zonas -una para fumadores y otra para no fumadores-, pero desde el Gobierno se insiste en reformar esta normativa (que entró en vigor en 2006), con la amenaza de que, a partir de 2011, no se pueda encender un cigarrillo en ningún local cerrado.

Desde el Ministerio de Sanidad se insiste en que "España está madura para prohibir fumar en todos los espacios públicos", según ha reiterado la titular de esta cartera, Trinidad Jiménez. Pero la propuesta ha levantado ampollas en varios sectores, fundamentalmente el hostelero, que la ve como una sentencia de muerte para miles de establecimientos.

Ante esta disyuntiva de argumentos y el calado social que ha alcanzado el debate en torno a la modificación de la Ley del Tabaco, elEconomista ha reunido a un panel de expertos, representantes de diversos ámbitos directamente implicados en la cuestión, para tratar de arrojar luz y, sobre todo, datos y análisis detallados al respecto. ¿Cuál es el impacto que tendrá esta Ley del Tabaco en la economía española?

"Lo primero que se debe aclarar es que el tabaco no es nuestro negocio. Nosotros no ganamos con la venta de tabaco, sino con la restauración", es lo que José Luis Guerra, adjunto a la presidencia de la Federación Española de Hostelería (FEHR), cree que conviene tener en cuenta a la hora de abordar la cuestión, porque "estamos comprometidos en la lucha contra el tabaquismo".

"Es cierto que, a nivel económico, entre el 20 y el 30% de los clientes se gastan más en el salón de fumadores que en el de no fumadores, que el cigarro ralentiza el servicio de mesa y eso le viene bien a la cocina, pero aquí no estamos a favor de que todo el mundo fume", aclara Mariano Castellanos, presidente de la Asociación Nacional de Maitres y Camareros de España.

Mensaje equivocado

¿Qué quiere esto decir? Que el panel de expertos reunido por elEconomista considera que "el debate no es tabaco sí o tabaco no. Se está queriendo dar desde el Gobierno el mensaje de que la modificación de la ley es para evitar el tabaquismo", explica Dionisio Lara, presidente de la Asociación Madrileña de Empresarios por la Calidad del Ocio (Ecomadrid), "pero con la prohibición total (de fumar en establecimientos públicos) no se va a conseguir que haya menos fumadores".

La explicación razonada la aporta José Luis Guerra: "Si la ley quisiera restringir el consumo de tabaco, no sólo se prohibiría que se fumara en los bares, sino también que se vendiera en ellos. El Estado recauda 9.500 millones anuales por el tabaco. Hay 15.000 estancos y 150.000 máquinas expendedoras en bares y restaurantes. De cada cajetilla, el hostelero se lleva 15 céntimos y el Estado 2,80 euros. Es al Estado al que le interesa que se siga vendiendo".

Lara va más allá en este argumento al afirmar que "si se quiere fomentar que la gente deje de fumar lo que deberían hacer es financiar tratamientos, tal y como recomienda la OMS". "La Ley del Tabaco habla de medidas sanitarias contra el tabaquismo", añade Guerra, "pero ¿cuántas medidas sanitarias hay previstas? Ninguna, sólo prohibir fumar en la hostelería". El veredicto de los expertos es unánime: la modificación prevista de la Ley del Tabaco no parece ir encaminada a prevenir su consumo. "Sorprende que se quiera prohibir fumar en los bares, pero no haya otras medidas encaminadas a prevenir su consumo", arguye Tomás Sánchez, presidente de la Confederación Nacional de Cultivadores de Tabaco.

Falta un estudio oficial

Aclarado que no se trata de un debate de salud, queda resolver el punto neurálgico del debate, que no es otro sino el impacto económico que la posible prohibición total tendrá para la economía española. "El Gobierno no toma con la misma validez los datos sobre este impacto que ha recopilado el sector (hostelero) que otros que sí avalan su postura", denuncia Soraya Mallo, secretaria general de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA). "Y esto teniendo en cuenta que desde la FEHR pedimos que el Estado hiciera un estudio específico sobre el impacto económico que va a tener la ley, y no lo han hecho", añade Guerra.

Esta asociación, como el resto de organizaciones representadas en el panel de expertos de elEconomista, sí cuentan con informes propios. Como desgrana Guerra, "el conjunto de la hostelería viene cayendo 30 meses consecutivos, con una media del 14% de caída en el volumen de ventas con relación a 2007. En España hay 350.000 establecimientos de hostelería y el 35% de ellos no tiene trabajadores a su cargo. Son autónomos que están sufriendo una caída de sus ventas del 20%. La prohibición de fumar hará que, como poco, caiga otro 10%. Hay 240.000 establecimientos que están al límite y que, con ese empujón, no tendrán más remedio que cerrar. Hablamos de 240.000 bares que representan casi la mitad de la producción total de hostelería. Y la hostelería es el 6% del PIB. Se pueden perder mil millones de euros".

El panorama tampoco pinta mejor para el ocio nocturno. "En muchas zonas rurales y ciudades pequeñas la caída es del 50% en los pubs. Esta medida, en la práctica, supondrá un empujón que provocará desempleo en un sector determinado", afirma Lara. Y tampoco para los locales y salas de juego, que estiman "una caída del 30%. Nuestras encuestas dicen que el 35% de los clientes no entrarían en un bingo si no puden fumar", apunta Fernando Henar desde la Confederación Española de Organizaciones de Empresarios del Juego del Bingo.

El contexto internacional

Uno de los argumentos que se esgrimen a favor de la prohibición total es el impacto que ha tenido esta medida en otros países de nuestro entorno: "La medida (de prohibir fumar en bares y restaurantes) no ha supuesto perjuicios para el sector en los países donde se ha aplicado", ha afirmado la ministra de Sanidad.

"La prohibición total sólo está en tres países", defiende Guerra: "En Irlanda la hostelería se ha arruinado tras su entrada en vigor y en Chipre, que la aplicó en enero pasado, los establecimientos pierden el 40% de las ventas y ya hay parlamentarios que están planteando volver a la situación anterior". El tercer país que aplica la medida es Reino Unido.

Lara y Henar aportan datos que también rebaten el optimismo esgrimido desde el Ministerio de Sanidad. "En Irlanda han cerrado 1.600 pubs, lo que representa el 24,4% del total. Y según el Eurobarómetro, desde que entró la prohibición de fumar en establecimientos hosteleros, ha aumentado el número de fumadores un 6,8%", dice el primero. "Dentro de nuestro sector en Gran Bretaña cayeron las ventas de bingo un 35%", defiende el segundo.

Este panel de expertos, al completo, considera que a la vista de los datos aportados y las estimaciones realizadas, la prohibición de encenderse un cigarrillo en cualquier bar o restaurante de España "va a generar más paro, más pérdidas y, en cambio, no va a significar que haya menos fumadores", como resume Lara. Entonces, ¿qué hacer con la cuestión? "La solución es seguir desarrollando la ley actual, que se aplique con firmeza, porque los hosteleros podemos garantizar que quien no quiera humos, no los tenga, separando las zonas", coinciden. "Además, muchos pequeños empresarios aún no han amortizado las obras que hicieron para separarlas", añade Mallo.

Y aún queda una última problemática en el tintero. "Si a un cliente le da por fumar, ¿llamamos a la policía o tenemos que ser nosotros los que hagamos de vigilantes?", se pregunta Castellanos, cuya conclusión coincide con la del resto de expertos consultados: cambiar la ley necesita de una reflexión más profunda y otro momento de aplicación.

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