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¿Se queda sin vacaciones? Practique el 'ecoturismo' a través de Internet

¿Participaría en la creación de una ecocomunidad en una isla del Pacífico? Foto: Archivo
Imaginen una playa desierta en una isla virgen paradisíaca del Pacífico, llena de jungla y rodeada de mar, tan sólo habitada por nativos. El proyecto consiste en crear una comunidad virtual en Internet, que se define como tribu y en la que cualquiera puede participar.

Imaginen una playa secreta a la que sólo se accede por mar, o una roca desde la que dice la leyenda que si te subes a su punto más alto y cantas, empiezan a aparecer tortugas del agua, o la cueva donde el viejo pirata escondió sus tesoros.

Esto, que podrían parecer extractos de un sueño, tan sólo es la descripción del mapa de la isla donde la empresa Tribewanted ha decidido desarrollar su proyecto de ecoturismo.

El proyecto consiste en crear una comunidad virtual en Internet
, que se define como tribu y en la que cualquiera puede participar. Pero la originalidad está en que sus miembros participan también en la creación de una ecocomunidad en una isla del Pacífico, donde llevan a cabo un plan de desarrollo sostenible que, además, pueden visitar durante el tiempo que son miembros.

Habite una isla desierta

La idea es de dos jóvenes británicos de 26 años, Ben Keene y Mark James, que un día se preguntaron si era posible convertir en realidad el sueño de habitar una isla desierta. Y no sólo lo han convertido en realidad sino que lo han transformado en negocio, en negocio sostenible y en experimento social.

El proyecto lo han desplegado en Vorovoro, una isla de 8 kilómetros cuadrados del archipiélago de las Fidji, pero ponerlo en marcha no ha sido nada fácil.

Acuerdo con la tribu

En primer lugar llegaron a un acuerdo con el líder de una tribu nativa de los yavusa, Tui Mali, que quería crear un complejo turístico en la isla pero lejos de las grandes compañías occidentales. Antes de llegar a un acuerdo, Tui Mali rechazó una oferta de unos 3 millones de euros del programa de televisión estadounidense Survivor.

El contrato consiste en un arrendamiento de la isla por tres años, por unos 39.900 euros, más otra donación de 19.500 euros a entregar a la tribu local. Además, se comprometían a desarrollar un complejo turístico que fuera ejemplo de proyecto sostenible, que diera trabajo a los 100 miembros de la tribu y que, después de los tres años, deberían devolverles la isla. A cambio, les permitía hacer realidad la ecoutopía de crear una comunidad en una isla desierta. El proyecto termina en septiembre de 2009.

Conozca la isla

Para entrar en esta tribu virtual tan sólo se deben que inscribir en su web www.tribewanted.com y elegir uno de los tres modelos: un año de pertenencia más una semana en la isla (por 264 euros); dos años en la comunidad y dos semanas en la isla (530 euros); o tres años y 21 días en Vorovoro (795 euros). Estos precios no incluyen el billete de avión, aunque Tribewanted tiene un acuerdo con la agencia STA Travel para realizar viajes a la isla en vuelos ecológicos de carbono cero. Sólo pueden coincidir 100 personas a la vez en la isla para proteger el ecosistema.

Por el momento, la comunidad ya ha llegado a los 1.025 miembros, la mitad de los cuales son británicos y el resto de 25 nacionalidades distintas, de 18 a los 60 años.

Los miembros de Tribewanted deciden, por votación, cualquier aspecto del día a día de la comunidad de la isla y están interconectados las 24 horas del día en un foro de Internet, además de contar con un canal de televisión, que se llama Tribal TV y que emite a través de Youtube.

El gobierno de la comunidad está formado por dos miembros permanentes, el jefe de los yavusa, Tui Mali, y el fundador de la empresa, Ben Keene, y un líder que se elige cada mes, a través de la página web de la isla, previa campaña electoral, y que debe manejar un presupuesto de 2.250 euros mensuales para proyectos sociales sostenibles.

La vida cotidiana en la isla

Para llevar a cabo estos proyectos, Tribewanted.com colabora con un grupo de alumnos de una escuela de Ingeniería Medioambiental del University College de Londres, que se encarga de analizar e implementar cualquier aspecto de la vida cotidiana de la comunidad, desde ducharse con agua almacenada de mar y aclararse con un litro de agua potable o reciclar el agua de lluvia, hasta fabricar biocombustible con aceite de coco para las embarcaciones de motor de la isla. También han desarrollado, junto con Vodafone, teléfonos móviles y ordenadores de energía solar.

El proyecto, en cualquier caso, está superando las ambiciones iniciales y cuenta con miembros cada vez más diversos, desde estudiantes hasta viejos hippies o ingenieros; incluso parejas que eligen esta comunidad como viaje de novios. De momento hay 1.000 miembros, pero los creadores de la idea esperan llegar a los 5.000 antes de que acabe la aventura.

También está abriendo una brecha dentro del ecoturismo que se traduce en un turismo más responsable y más activo para los que prefieran participar en proyectos sociales locales, en un lugar paradisíaco, en vez de pasarse el día tumbados en la playa esperando que se apague el sol.

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