La industria de transformación alimentaria genera más de 30 millones de toneladas de residuos al año en toda Europa valencia. Conocido es por todos que se puede reciclar el cartón, el plástico o el vidrio, pero que se puedan reutilizar restos de cebolla, pieles de naranja o las pepitas de la uva para elaborar edulcorantes para caramelos o antioxidantes para cosmética, ya no nos suena tan familiar. La reutilización de residuos alimentarios es un campo por explorar dentro del reciclaje y puede ayudar a resolver un problema que trae de cabeza a muchas industrias de alimentación: el alto precio que tienen que pagar por deshacerse de la gran cantidad de residuos que generan. No son residuos peligrosos, pero sí suelen ser muy voluminosos. Sólo un ejemplo: las empresas de zumos apenas aprovechan un 35 o un 40 por ciento de cada naranja que utilizan para la elaboración de sus productos; el resto se va a la basura. En total, la industria de transformación de cereales, vegetales y frutas genera más de 30 millones de toneladas de residuos al año en toda Europa. "Hasta ahora, algunas empresas de alimentación entregaban sus restos para alimentar al ganado o para producir abonos, aunque su destino más frecuente era el vertedero. Ahora la ley obliga a que esos residuos sean gestionados de forma adecuada, a través de empresas autorizadas, y esto ha disparado los costes", asegura Andrés Pascual, director de Calidad del centro tecnológico Ainia. Dentífricos de cebadaEn el Congreso que se celebra en Valencia se intenta dar respuesta a esta problemática y se abordan novedosas técnicas de aprovechamiento para todo tipo de residuos alimenticios. De los bagazos de la cebada de la industria cervecera se pueden obtener edulcorantes para caramelos o para pasta de dientes, y de las pepitas de la uva y la pulpa de la manzana se extrae fibra alimentaria para galletas, por ejemplo. A través de una novedosa técnica extractiva con CO2 también es posible obtener de las pieles de la uva y de la naranja aditivos para cosmética. "Los avances tecnológicos están permitiendo cada vez más encontrar nuevas alternativas y el nacimiento de industria creciente especializada en explotar estos residuos como las industrias de ingredientes y aditivos o las energéticas. Son sectores todavía incipientes pero con un gran futuro", añade Andrés Pascual. Los residuos de la industria alimenticia tienen otros usos: se pueden utilizar también para la elaboración de fertilizantes para prevenir las enfermedades de las plantas e incluso para la generación de electricidad. Por ejemplo, de la mezcla de los restos de algunos cereales, como el maíz, con residuos ganaderos se puede obtener biogás, que puede utilizarse para generar electricidad y calor. "En España se trata de un sector todavía muy incipiente", asegura Pascual. La pionera en nuestro país es una empresa asturiana, Bioenergy North España, que produce biogás utilizando residuos de matadero y alimentarios. Otra actividad más desarrollada es la obtención de biodiésel a partir de aceites vegetales usados de las empresas de precocinados o de snacks. El Congreso, organizado por Ainia también va dirigido a cooperativas agrícolas, centrales hortofrutícolas, mercados centrales y empresas de distribución, por los enormes volúmenes de residuos alimenticios que generan.