Las entidades simplifican los procesos de gestión de estos créditos a corto El factoring, o cesión de un crédito a corto plazo mediante la adquisición de las facturas, es una de las principales fórmulas elegidas para financiar el circulante, especialmente entre las pymes. Según el Banco de España, el saldo vivo de la cartera comercial a finales del pasado año (que suma sistemas como el descuento tradicional y el SEPA y excluye las cuentas de línea de crédito), se situó en 48.736 millones de euros, de los que el 65 por ciento, 32.000 millones, correspondía a factoring. En el caso de los grandes bancos, este producto supera la mitad de sus carteras comerciales. Aumento del 'confirming' "Es un producto que gusta mucho a las pymes", afirma Carlos García Casas, presidente de la Asociación Española de Factoring (AEF). Hasta tal punto es atractivo para ellas, que fueron responsables de la mayor parte del 12,6 por ciento que crecieron el pasado año las cesiones de crédito -145.741 millones de euros. Un aumento que duplica el registrado en 2016. Lo que explica que las entidades que ofertan factoring -en la mayoría pertenecientes a bancos, aunque también hay establecimientos financieros de crédito y empresas mercantiles- se hayan volcado en difundir el factoring entre las pequeñas y medianas empresas García Casas explica que la asociación ha hecho un estudio para determinar la penetración del factoring entre las pymes "Se conoce, pero se podría conocer más, especialmente entre empresas que facturan menos de 100 millones de euros". Para acercarse a este colectivo, las entidades se han volcado en hacer esta fórmula más accesible con el fin de desmitificar la supuesta complejidad en su funcionamiento. Una simplificación que se alcanzará con la unificación de los formatos utilizados por todas las entidades, lo que hará más fluida la gestión de las facturas. Y sistematizando los procesos con una información digitalizada. "La tecnología ayuda a que las pymes se sumen a este tipo de financiación", declara el presidente de AEF. Pero tanto o más interesante que la simplificación del funcionamiento para dar a conocer este tipo de financiación entre las pymes, es aumentar el uso del confirming. "Es otra forma de acceder al mercado, aunque jurídicamente es igual que el factoring: las dos suponen la compra de una cesión de crédito", aclara García Casas. En ambos casos, la entidad gestora adquiere las facturas de una empresa y le adelanta el dinero, lo que aporta liquidez sin tener que esperar los plazos fijados para cobrar sus deudas a corto. Lo que varía entre ellas es la vía comercial para acercarse a las pymes. En el caso del factoring, el contacto es directo. Se oferta a las empresas proveedoras la posibilidad de adquirir sus facturas y gestionar los servicios de la administración de las cuentas a cobrar. En cambio, el confirming supone una vía indirecta, pues las entidades ofrecen sus servicios no a las empresas que emiten las facturas, sino a las que deben pagarlas. Se trata casi siempre de grandes compañías o la Administración que contratan la gestión de los pagos a sus distintos proveedores. Pero una vez que la entidad cuenta con el listado de los proveedores -generalmente pymes- de las empresas que han contratado el confirming, la entidad realiza una operación comercial entre todos los emisores de las facturas, ofertándoles la posibilidad de anticipar los cobros. Es decir, una operación de factoring. Con el confirming, todos ganan, según el presidente de la AEF. Las grandes empresas que contratan el producto buscan una mejor gestión de sus pagos y dar seguridad a sus proveedores. A su vez, estos tienen la opción de contratar un factoring y adelantar sus cobros. "Siete de cada diez empresas contactadas a través del confirming los adelantan", declara García Casas. Y aunque no hay cifras de cuántas ofertas envían cada año, en el sector calculan que fácilmente se puede llegar al millón, pues se realiza generalmente mediante herramientas digitales. Además, otro de los palos que las entidades de factoring están tocando para expandir su cartera de clientes entre las pymes es la "culturización" de sus propias redes de oficinas bancarias. En definitiva, las sucursales tienen una relación directa con las pymes de su entorno con las que contratan todo tipo de productos financieros. "El personal de las redes debe ofrecer cada producto de crédito a las pymes en función de la operación o el tipo de cliente", explica el presidente de AEF. Pero los responsables de factoring tienen el objetivo de que en sus sucursales se conozca adecuadamente este tipo de financiación y lo prescriban entre sus clientes. Junto a la liquidez que aporta el sistema, otra ventaja del factoring es la garantía de que las facturas no serán fallidas. Así, el factoring puede contratarse con garantía de cobro, trasladando el riesgo de insolvencia a la entidad, aunque también puede elegirse sin esta cobertura. "El 90 por ciento escoge el paquete básico con financiación mediante la compra de la factura y la cobertura del riesgo", dice García Casas.