Un singular jardín en el centro de Madrid para el nuevo Bosco de LobosEs la inauguración de este verano. Bosco de Lobos se abre al buen tiempo en un enclave tan único como es el jardín del impactante Colegio de Arquitectos de Madrid, un remanso de paz a dos pasos de la Gran Vía. No es casualidad el lugar: la empresa En Compañía de Lobos, comandada por Tomás Tarruella (cofundador del catalán Grupo Tragaluz) y Perico Cortés, busca lugares con alma y valor añadido. El tipo de cocina también imprime carácter: si su primer local en Madrid, Ana la Santa, es la cocina mediterránea, ahora Bosco es la mesa italiana. Otra pieza más dentro de su plan internacional de expansión con próximas aperturas en San José de los Cabos y Cartagena de Indias. Bosco (bosque en italiano) no es un restaurante gastronómico. Tampoco lo pretende. Pero sí es un lugar donde por un precio medio de 35 euros el cliente encuentra productos de calidad y un medioambiente boho- chic muy especial. A ello ha contribuido la paisajista Ana Esteve, quien ha conseguido engarzar en armonía la terraza al aire libre y los distintos espacios interiores, entre ellos el impagable comedor- biblioteca acristalado o una amplia barra también para comer como elemento aglutinador. Un vanguardista y bucólico entorno en pleno barrio de Chueca donde poder disfrutar de la cocina del chef italiano Max Colombo (Xermei, Barcelona) que asesora y ha creado una carta tan viva y genuina como el local. Alberto Sambinelli y Félix Abendea en el día a día son responsables de un menú que nos lleva a la cocina italiana de las mammas con un toque gourmet y cosmopolita. Excepcionales pastas con unos deliciosos raviolis de alcachofa con salvia o el humilde pero buenísimo cacio e pepe, en este caso con los tan desconocidos (en España) maltagliati. Preparaciones que transportan a esa Italia de platos sabrosos, sanos y condimentados con sabiduría. Las pizzas finas, crujientes y tan imaginativas como la de roastbeef y rúcula o de porchetta, miel y berenjena entre otras. El resto se dirime en una apetecible carta veraniega, cada plato con algo especial: la ricotta de cabra para la sopa fría de guisantes o el helado de wasabi para el tartar de atún. Apartados de apetitosas y originales ensaladas, carpaccios (ternera con salsa Cipriani, de pez espada ahumado…), dos risottos y un capítulo de carne y pescado, con la milanesa "oreja de elefante" o la spianata de roastbeef. Deliciosos y variados postres entre los que no falta un tiramisú versionado. Horario non-stop de 16,30 a 20 horas, con una carta reducida disponible permanentemente.