España sigue entre los diez países del mundo con mayor índice de pirateríamadrid. "Para qué me voy a comprar un disco si me lo puedo 'bajar' gratis por Internet". Esta frase, tantas veces escuchada y que refleja una mentalidad muy de la época que vivimos, ha pasado de la anécdota a convertirse en un auténtico problema en España para la industria discográfica y audiovisual. Así lo ponen de manifiesto las cifras de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI), que señalan que en 2005 se realizaron en nuestro país 508 millones de descargas ilegales de archivos musicales en Internet, casi el doble que en 2004 (270 millones).En un momento en el que se va a aprobar una Ley de Propiedad Intelectual que endurecerá las medidas contra los 'piratas', la Red ha pasado a ser el núcleo del problema, desplazando a la piratería física. El conocido 'top manta' bajó dos puntos durante el año pasado -del 24 al 22 por ciento-, ejercicio en el que se distribuyeron 12,5 millones de copias falsas de CDs y DVDs.Esta ligera caída no ha tenido ninguna consecuencia positiva, ya que España sigue siendo el país de la UE con un mayor índice de piratería y figura en el 'top ten' de los países de todo el mundo que más preocupan a la industria, junto con China, India, México o Pakistán.Estos datos se conocieron ayer en la inauguración en Madrid de la Conferencia Mundial contra la Piratería, con 130 representantes de 48 países. En el evento no faltaron las voces de alarma. Una de ellas, la del presidente de los Productores de Música en España (Promusicae), Antonio Guisasola, que calificó la situación de "desesperada" porque las cifras "demuestran que vamos por mal camino".Para la ministra de Cultura, Carmen Calvo, que no pudo asistir por motivos de salud y cuyo discurso fue leído por la secretaria general técnica del Ministerio, Concepción Becerra, propiedad intelectual y desarrollo tecnológico "no sólo no deben ser términos antitéticos, sino que deben avanzar juntos".El presidente ejecutivo de IFPI, John Kennedy, afirmó que el lugar elegido este año para la conferencia bianual ha sido España por tratarse de un país en el que la piratería es un problema "alarmante".