La compañía española Léelo revisa que los documentos que gestionan las empresas estén en orden, y luego los archivaMADRID. "Tendemos a pensar que vivimos en un mundo perfecto en el que todo funciona. Pero las incidencias existen, y son como un pelo en la sopa". Hacerles frente es el principal objetivo de Léelo, una empresa de gestión de procesos documentales que creó hace apenas dos años la autora de esta frase, Sylvia Díaz-Montenegro. Una ejecutiva cuya carrera profesional estuvo durante mucho tiempo vinculada con el color naranja -ocupó puestos de responsabilidad en Bankinter e ING Direct- y que se hizo emprendedora por un motivo relativamente sencillo: "Es que no encontraba el proveedor que necesitaba". Así que lo creó. Quitándole hierro al asunto, no recuerda la gestación de la empresa como una pesadilla. "Antes de arrancar recurrí a muchas personas. Al tener accionistas, no tuve la percepción de que me había endeudado, sino de que estaba apostando. Tardé seis meses en constituir la empresa, que tampoco me pareció mucho tiempo. Me costó más formalizar todo el proyecto, porque era algo nuevo para mí", afirma con total seguridad. Quizá por eso, por la experiencia vivida desde el lado del cliente, sus palabras suenan con seguridad: "No hacemos outsourcing tradicional. Vamos, que no recibimos documentos de los clientes, los digitalizamos y los guardamos en un lugar seguro. Es mucho más, porque les ayudamos a evitar errores".Unos errores que acaban saliéndole muy caros a las empresas. "Hacemos también cierta labor de consultoría, ya que les asesoramos sobre el contenido de esos documentos. Hay veces que un simple código postal, un nombre, una dirección o un teléfono mal puesto puede traer consigo facturas devueltas, y eso cuesta tiempo y dinero. Les buscamos todo el oro que esconden los papeles", dice. Un millón de eurosAlgo que sus clientes agradecen. Si no, habría sido difícil facturar un millón de euros como lograron el año pasado con una plantilla formada por sólo 12 personas. ING Direct, BBVA Finanzia, Orange y BP Solar son algunas de las compañías que ponen sus documentos en manos de Léelo. Pero Sylvia Díaz-Montenegro no le cierra las puertas a las miles de pequeñas y medianas empresas que pueblan España. Recuerda que todas, en mayor o menor medida, utilizan el papel como herramienta de trabajo. "Depende del volumen de papeles, porque siempre consiguen ahorrar", dice. Un porcentaje que oscila entre un 20 y un 60 por ciento que si el propio cliente ocupara su tiempo y sus recursos en estas tareas. "El coste del error es como diez veces el coste general", añade. Como si de una fórmula mágica se tratara, Díaz-Montenegro no entiende por qué los clientes preguntan con qué tipo de tecnología trabaja Léelo. Lo importante, dice, es que el trabajo se lo dan hecho. "Es como si para poder tener electricidad tuviéramos también que saber de dinamos y de vatios. ¡Pero si hay alguien que ya te vende el enchufe y el interruptor", aclara.