Guzmán Gastronomía gestionó el cambio de manos familiares a capital riesgoBarcelona. La imagen del propietario se confunde con la de gestor de la compañía. Él mismo se pasa más de 14 horas al día en la planta, haciendo de todo, desde subir la persiana hasta calcular los gastos en material y todo, absolutamente todo, funciona a la manera del dueño de la empresa. ¿Le suena? Sí, es el patrón repetido en cientos de empresas familiares que, entre otros problemas, afrontan la profesionalización que exige el mercado. Guzmán Gastronomía, compañía catalana líder en la comercialización de productos de cuarta gama o semielaborados, decidió hace dos años pasar a manos de una entidad de capital riesgo. Nazca Capital entró a finales de 2005 en la empresa. Nada fue forzado: la familia Guzmán, que fundó la empresa en 1880, decidió ponerla a la venta. Ahora Nazca ostenta la mayoría de las acciones y tres socios independientes con cerca de un 1 por ciento de la compañía cada uno.El salto de una gestión familiar a la de una entidad de capital riesgo conlleva sus riegos. Joaquín Arasanz es uno de los socios minoritarios y ejerce como director general. Por sus manos han pasado la estrategia y la gestión diario del cambio. "Lo primero que decidimos fue que uno de los hijos de la familia propietaria se quedará durante una año y medio con nosotros para ayudarnos", comenta Arasanz. El actual director general asegura que la parte más complicada de la entrada de una sociedad de capital riesgo en una empresa se la llevan los empleados. "Convencerles de la importancia de la entrada del capital es complicado. Un empresa familiar significa un trabajo para toda la vida, fidelidad y confianza. De repente deja de existir la figura del padre que te persigue en la empresa". Pensamientos como luego nos dejarán tirados o vendrán profesionales fríos y calculadores ronda la cabeza de los empleados que viven este tipo de cambios. Combinación perfectaEl éxito de Arasanz ha sido saber combinar los tres grupos de empleados que conforman ahora la empresa: los que había, los que han llegado y los que estaban y han promocionado. En el consejo de administración participan tres miembros de cada grupo. Para Arasanz, que reconoce la mala imagen que tienen las entidades de capital riesgo como inversoras, la clave para no perder plantilla durante del cambio es hacerles ver que son mejores profesionales. "Ven que inviertes y les formas, acaban siendo mejores aunque luego el capital riesgo se marche. Es verdad que buscamos rentabilidad cien por cien pero por eso invertimos". En 2006, Guzmán desembolsó 7 millones de euros en una nueva planta en Mercabarna y este año invertirá medio millón más para ampliar su planta de cuarta gama y surtir mejor a los grandes chefs como Arola o Adrià, a los que distribuye algunos productos en exclusiva. La entrada del grupo en el mercado madrileño en marzo de este año a través de Sánchez Romero Supermercados permite al grupo esperar una facturación cercana a los 40 millones y pensar en entrar en nuevos mercados nacionales como el vasco o el valenciano.