Sigue siendo un gran desconocido en España: sólo cuenta con un 25 por ciento de clientesCada vez se cuida más la variedad y calidad de los productos, aunque es difícil ajustar los márgenes madrid. ¿Quiere regalar a sus empleados una cesta de Navidad de comercio justo? Podría contener café arábiga cien por cien, cava de Sudáfrica, chocolate de Ghana, salsas exóticas, mermelada de mango, café bañado en cacao... ¿Busca un regalo original? Puede decantarse por un cuadro Batik, hecho a mano por mujeres de Uganda, por unos 50 euros con bastidor incluido. Si se trata de un regalo de empresa, puede optar por un artículo de papelería hecho en Nepal empleando una técnica de tratamiento del papel ancestral, con una antigüedad de más de dos mil años. Si le parece atractivo esto, sepa que según datos de la Coordinadora estatal de Comercio Justo, que engloba al 95 por ciento de las organizaciones que operan en nuestro país, sólo uno de cada cuatro españoles compran este tipo de productos, "porque llevamos 20 años de retraso", razona Mónica Gómez, gerente de la tienda Fetem, en Madrid.El movimiento nació en la década de los sesenta, al calor de otros de similar cariz solidario, como una alternativa para introducir en los mercados a los productores de las regiones más desfavorecidas del planeta. Eso sí, con todas las garantías: pagándoles un precio justo, impidiendo prácticas como la explotación infantil y exigiendo que los beneficios reviertan directamente en la comunidad. Dos cosas más que estos pequeños productores valoran especialmente: se les garantiza una relación mercantil estable a largo plazo y se les paga de forma adelantada. ¿Comercio o solidaridad?Con este planteamiento de base, se puede uno cuestionar si estamos hablando de comercio o ayuda al desarrollo. Eduardo Sánchez, presidente de la Coordinadora, afirma que es más lo segundo que lo primero: "el objetivo esencial es mejorar las condiciones de vida de estas comunidades". Y apunta un concepto clave: "hablamos mucho de responsabilidad social corporativa pero qué mayor ejemplo que el que aporta el comercio justo". Sin embargo, a caballo entre lo mercantil y lo solidario, el comercio justo abarca más de lo que inicialmente puede pensarse y existen empresas, que no son ONG ni cuentan con voluntarios, que forman parte de esta red. Es el caso de Alternativa 3, una cooperativa que desde el año 92 distribuye productos de Indonesia, India, Filipinas o Ghana, entre otros, en tiendas de toda España y Europa. Su sede está en Terrasa y tienen a catorce personas contratadas. Su coordinador comercial, Josep García explica que la dificultad básica inicial era la inexperiencia de los pequeños productores, unida a una falta de organización, lo que provocaba que fallasen en los plazos de entrega, "algo que se ha ido mejorando con el tiempo". Ahora, el principal reto está en "dar a conocer estos productos al gran público, y que los consideren una alternativa de calidad". Para todos los gustosLo cierto es que hoy se pueden comprar productos justos de lo más dispares: a la alimentación se une todo tipo de textil e incluso muebles. Intermón Oxfam (IO) una de las grandes del sector, con 50 años de trayectoria en España y 12 en el área de comercio justo, distribuye más de 2.000 artículos entre sus 38 tiendas propias, a las que se suman 170 puntos de venta convencionales, ocho cadenas de grandes superficies y su tienda online. Desde esta ONG quieren desterrar los mitos ligados a este comercio. No es mucho más caro que el convencional: un paquete de café puede costar 1,65 euros (frente a los 1,4 que pueden costar de media otras marcas). No es de peor calidad, al contrario: ni fabricación industrial, ni procesos químicos. Y "cada vez cuidamos más la variedad y el diseño de los productos", explica Fernando Contreras, responsable de marketing de IO. Este año, han incrementado sus ventas de comercio justo en un 34% y sus cestas de Navidad las compran, entre otros, Renfe, Banco Sabadell o Adif.Con todo, la línea que separa a este comercio de la ayuda al desarrollo sigue siendo extremadamente delgada: "compramos maquinaria, hemos instalado una fábrica en Ecuador y adelantamos el 50 por ciento de los pedidos", explica Jordi Serena, director de Equi Mercado, una importadora que lleva 13 años en el sector. "Hay que tener en cuenta que no es lo mismo pedir un préstamo en España que en estos países, cuyos intereses pueden alcanzar el treinta por ciento". Razones poderosas que... ¿llegan al corazón del cliente?