madrid. Esta economista lleva sólo unos meses en nuestro país, pero maneja ya el suficiente nivel español como para mantener una conversación fluida. Algo que le será muy útil para la misión que tiene encomendada: ayudar a empresas españolas e israelíes a hacer negocios entre sí. Es la nueva agregada comercial de la Embajada de Israel en España. Tiene ideas, las cosas claras y una visión inequívoca de que son los emprendedores los que aportan riqueza a los países... y recursos limitados. Eso sí, ponen a disposición de las empresas el conocimiento, el talento, el saber hacer de uno de los pocos países a los que la crisis no les ha hecho entrar en recesión: su PIB se situó en el 1 por ciento al cierre de 2009, después de años creciendo a tasas del 5 por ciento y la tasa de paro en el 7 por ciento. Es interesante saber cómo lo hacen. P ¿Cómo ve a las empresas españolas? ¿Dispuestas a hacer negocios? R Observo una brecha de conocimiento muy grande, que hace mi trabajo más interesante, que me plantea un desafío. Por ejemplo, he trabajado de agregada comercial en otros países de Europa como Alemania, Francia e Inglaterra, donde hay mucho más conocimiento. P ¿De qué exactamente? R De qué hace el mercado israelí, qué tecnología tiene, qué oportunidades plantea, qué le puede interesar. Cuando preguntas a una empresa española por Israel sólo te sabe decir, bueno, es un país pequeño. No les parece interesante: está en Oriente Próximo, no hablan español como en Latinoamérica, no es parte de la UE... Hay mucho que hacer para incrementar ese conocimiento. P Pues empiece por hacerme una breve descripción de lo que puede interesarle a una empresa. R Si hablamos de Israel hay que referirse en primer lugar a la alta tecnología. Es el centro más grande en desarrollo después de Silicon Valley y Boston Valley, en Estados Unidos. Tenemos 4.000 empresas y muchas de ellas cotizan en el Nasdaq, es el mayor número de compañías no norteamericanas que lo hacen junto con Canadá. Y el capital riesgo que captan (unos 80 fondos) es superior a todo el que invierte en España, Italia y Francia juntas. Pero también está la agricultura, los tomates cherry se inventaron en Israel, y la alta tecnología aplicada al sector de la medicina. P ¿Cómo llegan desde la embajada a pymes de todo el país? R Trato de trabajar no sólo en el nivel estatal, sino también en el regional. Israel tiene acuerdos de cooperación en tecnología con organismos como el CDTI (Ministerio de Ciencia e Innovación), pero también con algunas comunidades autónomas, como Madrid y Murcia. Y estamos trabajando para tenerlos con otras como Cataluña y País Vasco. Se trata de acuerdos para facilitar la relación entre las pymes. P ¿Con qué presupuesto trabajan en España? R En Israel, como país pequeño, empleamos los recursos con mucho cuidado y consideramos el capital humano el recurso más importante. Me apoyo en organismos que me permiten ayudar a las empresas: si una me dice que hace ABC y busca PDO, me las buscan y me pueden hacer una lista con muchas de ellas que hacen exactamente eso. P De ayudas económicas, nada, entiendo. R Para las cosas importantes tengo dinero, para otras no. No tengo dinero para pagar el viaje de las empresas que van a las ferias, ni para las delegaciones. No pagamos a las empresas israelíes para que vengan aquí, sí les prometemos reuniones con empresas españolas que les puedan interesar. Y las empresas llegan, aunque no tengamos subvención para ello. Si una empresa quiere hacer negocios, tiene que poner dinero. En Israel medimos cada euro que se da en subvenciones. P ¿Cómo cree que está haciendo las cosas el Gobierno español? R Creo que el Gobierno puede estar en el mercado sólo para lo que se le necesita y no más. La pregunta del millón es qué se necesita y dónde está el límite. En mi opinión y en general, creo que se está siendo demasiado intervencionista.