paris. En las últimas semanas de campaña a las elecciones presidenciales francesas, Nicolas Sarkozy, el candidato de centro derecha, cuenta con su mujer para que le ayude a reforzar su atractivo entre los jóvenes y las mujeres. Cecilia Sarkozy, experta en comunicaciones de 48 años, es considerada frecuentemente uno de los activos más seductores del candidato, y ejerce una enorme influencia sobre todos los aspectos de la campaña, afirman algunos asesores de Sarkozy, de 52 años. Después de haber sido portada de todos los medios en 2005, cuando abandonó a su marido por otro hombre, regresando con él un año después, ha mantenido un perfil bajo: escogió el antiguo taller de un diseñador de moda como sede de la campaña de Sarkozy pero aparece por allí tan de tarde en tarde que la llaman el fantasma de estas elecciones. Sin embargo, no pierde un ápice de su eficacia en las sombras, y ha rellenado los puestos clave de la campaña con amigos en un intento por garantizar la victoria del reformista ministro del Interior que sueña con convertirse en presidente desde su infancia. 'Observen Londres'Sarkozy quiere hacer de Francia un país más competitivo y, la semana pasada, alabó el éxito económico de Gran Bretaña, donde Judith, una de las hijas de Cecilia, trabaja en un banco. "Observen Londres", dijo en un seminario de empresarios en París el hace escasos días, realizando una descripción de cómo funcionan las oficinas de empleo británicas. "Si no encuentras trabajo en tres meses te envían a un asesor especial que dice: '¿Cómo es esto posible?'".Oficinas de empleo así es lo que se necesita en Francia, afirmó Sarkozy. En un mundo que evoluciona rápidamente, añadió: "No estamos manteniendo nuestro lugar"; y prometió hacer todo lo posible, si es elegido, para convertir la desacreditada semana laboral de 35 horas en el mínimo en lugar del máximo horario de trabajo. "Tenemos un crecimiento inferior en un 1 por ciento al de otros países porque no trabajamos tanto como ellos", dijo. De tamaño pequeño pero ambiciones napoleónicas, se dice de él que no confía en nadie tanto como en su glamurosa mujer, y algunos se refieren a la ella, que fue modelo y es mucho más alta que él, como la torre de control que le guía hacía la pista de aterrizaje presidencial. Luchó con uñas y dientes por recuperarla cuando le abandonó junto a su hijo para vivir con Richard Attias, un organizador de actos sociales, en Nueva York. Según Valérie Domain, escritora, Cecilia se quejó de que el entorno de Sarkozy le hacía sentir como "parte del mobiliario". Cuando ella se fue, Sarkozy inició un romance con una periodista política, aparentemente en un intento por poner a Cecilia celosa. Y a esto siguió una reconciliación pública entre ambos. Luego surgió otra airada disputa: Cecilia le dijo a Domain que había visto un perjudicial dossier sobre la vida privada de su marido. Pero regresó de nuevo a casa, a finales del año pasado, aparentemente resuelta a reclamar el premio de primera dama que su marido le había prometido tantas veces. Se puso a trabajar como asesora extraoficial, organizando eventos con jóvenes votantes y sumando su voz a la de aquellos que decían a Sarkozy que debía suavizar su imagen para competir por el voto femenino con Ségolene Royal, la candidata socialista y primera mujer con posibilidades reales de convertirse en presidente. El resultado fue un discurso en el que Sarkozy proclamó: "He cambiado", y habló de temas femeninos, como la lucha contra la ablación y la creación de nuevas guarderías. Cecilia consiguió la designación de François de la Brosse, marido de una de sus amigas, como asesor de Sarkozy, encargándose de dirigir sitios web dirigidos al público juvenil, como uno denominado La televisión de Nicolas Sarkozy en el que aparecen videoclips del candidato en acción. Por su parte, Alexandra, hija de De la Brosse, trabaja en la oficina de prensa de la campaña. Cecilia, hija de un pianista ruso, también fue responsable del nombramiento de Rachida Dati, una joven de origen inmigrante, como uno de los dos principales portavoces de Sarkozy. Pensó que su marido necesitaba llegar a los distritos de inmigrantes, donde se le acusó de exacerbar las tensiones en 2005 al referirse a los jóvenes alborotadores como delincuentes.Tenía razón: los disturbios de la pasada semana en la estación ferroviaria de la Gare du Nord, donde 13 jóvenes fueron arrestados tras enfrentarse a la policía por intentar detener a uno que no había pagado el billete, son justo lo que necesita Jean-Marie Le Pen, el candidato del extremista Frente Nacional, que provocó un terremoto político al quedar segundo en las últimas elecciones de 2002. El voto inmigranteLa fuerza de la campaña Francia para los franceses de Le Pen ha ayudado, para satisfacción de Sarkozy, a convertir este tema en un elemento importante de la campaña, y su propuesta de crear un ministerio de inmigración e identidad nacional ha sido respondida por Royal con la promesa de asegurar que todo el mundo aprenda de memoria el himno nacional y coloque una bandera francesa en la ventana en el Día de la Bastilla. En otro gesto dirigido a la derecha, Royal, de 53 años, intentó la hace dos semanas detener los rumores de que ella y François Hollande, secretario general del Partido Socialista y padre de sus cuatro hijos, ya no están juntos. Los dos aparecieron por primera vez juntos en un acto de la campaña en el que él la presentó al público con un beso en la mejilla. Desde que volvió junto a su esposo, Cecilia ha evitado situarse bajo los focos, rechazando aparecer a su lado pese a que las encuestas muestran que son la pareja más popular entre todos los candidatos y sus cónyuges, seguidos de François Bayrou, de 55 años, el candidato centrista, y su mujer Babette, con la que lleva casado 36 años. "Cecilia siente que se quemó debido al exceso de presencia en los medios", dice una fuente de la campaña de Sarkozy. "Por ahora, al menos, se va a mantener al margen". Y es comprensible. Las discordias maritales de la pareja se convirtieron en algo tan público que hasta se escribieron dos libros sobre el tema, disfrazados de novelas. En uno de ellos, Le Roman Vrai du Prétendant (La verdadera historia del candidato), un personaje llamado François Vittori -idéntico a Sarkozy en todo menos en el nombre- gana las elecciones, pero Marietta, el personaje que encarna a Cecilia, se divorcia de él a la mañana siguiente como venganza por sus aventuras amorosas.