barcelona. Ir cada día a la oficina para llevar el día a día de una compañía y vigilar cada uno de sus departamentos es la función del director general de una empresa. Pero si además el objetivo número uno es sacar a la compañía de los números rojos y preparar un plan que la devuelva a los beneficios en tiempo récord significa más horas de trabajo con un manual básico de gestión empresarial bajo el brazo.Xavier Pagès aterrizó en Codorníu en octubre de 2005. La compañía acababa de probar su primer gestor que no formaba parte de la familia. La experiencia, tan recomendada por las escuelas de negocio, resultó un fiasco. La familia reaccionó y apostó por Pagès, un ejecutivo formado en la filial estadounidense de Codorníu.Rentabilidad a la bajaAterrizó así en una compañía con rentabilidad a la baja. En los años anteriores, Codorníu había realizado muchas inversiones en nuevas bodegas y la deuda de la empresa ascendía a 122,6 millones de euros. Lo primero que hizo fue diseñar un plan a tres años que debe devolver la rentabilidad a la firma, lo que le permitirá generar los recursos suficientes para seguir creciendo.Después de unos años duros, debido o no al boicot contra algunos productos catalanes, Xavier Pagès sustituyó a Josep Forroll como director general en noviembre de 2005. Desde ese mismo momento aplicó algunas teorías básicas de la gestión empresarial para reducir costes y mejorar los resultados de una de las empresas decanas de la economía catalana. En enero de 2006, empezaron un proceso de transformación de la empresa con un plan de tres años y que se ha iniciado en este ejercicio fiscal."La atención al cliente, apostar por los segmentos del producto de gama media-alta y alta, especializar los canales de distribución y crecer en los mercados exteriores, en pocos países pero de manera estratégica, como en Estados Unidos y Gran Bretaña", son algunos de los pasos que Xavier Pagès enumera como escalones para recuperarse de las pérdidas de este año. Fuera de España, está prevista también la búsqueda de nuevos distribuidores que completen la red de explotaciones. Sin embargo, estas líneas de actuación no son todo. Desde que él llegó, el Grupo Codorníu no ha vivido un minuto de descanso. Algunas de las medidas que ha tomado han supuesto un golpe de timón en la empresa aunque todas ellas son aplicables a cualquier tipo de compañía independientemente de su tamaño.El lugar de trabajo es fundamental. Una de las primeras decisiones que se tomaron fue vender la sede social de la compañía, como una medida más en el plan de desprenderse de sus activos no estratégicos. Con la venta del edificio a Hoteles Catalonia, la compañía ingresó casi 33 millones de euros. La compañía explicó en un comunicado que el edificio "era poco operativo para albergar unas oficinas de elaboración de vinos y cavas, siendo además necesaria una gran inversión para adecuarlo a las necesidades del grupo". De esta manera y gracias al importe de la venta, el grupo podrá rebajar su deuda. Hasta la fecha, el grupo no ha decidido dónde ubicará sus nuevas oficinas centrales pero no dejarán la ciudad condal. Pero, además, una reestructuración también implica ajustes en la plantilla. La compañía vitivinícola lo hizo el año pasado: despidió a siete trabajadores del departamento comercial, al delegado en Madrid y prejubiló a otros tres empleados. La tradicional división de los comercios por áreas geográficas ha pasado a la historia y se ha dividido en canal de alimentación (hipermercado y supermercados) y el de los restaurantes (denominado Horeca). Según Pagès, estas nuevas redes serán más eficientes. Paso tecnológicoJunto a esta reorganización, Codorníu dio un paso tecnológico más dentro del plan de estructuración. Unificó todo el servicio de atención al cliente en un sólo call center que se ubica también en la sede de Barcelona. La plataforma telefónica atenderá de manera "centralizada y homogénea" a los clientes mayoristas. De momento, la plantilla destinada al call center es de ocho personas aunque la compañía no descarta ampliarla durante este año para "atender a clientes internacionales, algunos de ellos distribuidores". Además ha reestructurado las direcciones de marketing, logística y enología. El nuevo portal de Codorníu busca cambiar en la mente del consumidor la imagen de la empresa. Encargaron a una agencia externa la elaboración del portal. La producción y diseño de los contenidos corren a cargo de Crazy Labs, que ya ha apostado por la interactividad en los contenidos. La potenciación en otros países en los que ya tiene presencia, como Reino Unido, le ha llevado a incluir en su web el inglés y el alemán además del catalán y el castellano. Junto a esta reorganizacón interna, Pagès ha decidido un relanzamiento de marcas, pero sólo las de un segmento medio y alto que son las que ofrecen mayor rentabilidad al grupo, según su director general. Para potenciarlas, Pagès prevé en 2007 el lanzamiento de nuevos productos y el rediseño de botellas y etiquetas. Los objetivos de todo este plan son crecer en tres años un 22 por ciento, triplicar el beneficio operativo, mejorar el margen de la empresa y mejorar el resultado neto en un 2,2 por ciento anual. Esta empresa familiar ha apostado por seguir funcionando como una compañía de carácter familiar pero "independiente" y no descarta buscar socios financieros que le ayuden a recuperarse. Si se cumplen estas previsiones, Pagès, sin ser de la familia, conseguirá consolidar a Codorníu como un grupo líder del mercado del cava en España.