MADRID. Las empresas españolas que se instalan en los países asiáticos tienden con el tiempo a reducir plantilla en vez de a incrementarla. En concreto, el 28 por ciento hace regresar a su personal expatriado y sólo el 9 por ciento aumenta su número. Frente a éstos, el 63 por ciento mantiene un número estable, según ha revelado un estudio realizado por Everis y Casa Asia.Una de las razones que se esgrimen a este respecto es el choque cultural que representa el traslado a aquellas latitudes, acompañado de la dificultad idiomática.Esta situación se agrava en los países de Extremo Oriente, en los que el impacto resulta mayor. En muchos casos, las compañías acuden a contactos personales para cubrir estos puestos. Y es que la contratación de personal local no reviste gran dificultad, señalan los responsables del estudio.No ocurre lo mismo con el cargo de director general. La dificultad para encontrar un perfil adecuado hace que un 43 por ciento de las compañías españolas mantenga a un expatriado en ese cargo. El perfil de expatriado español se corresponde con una persona con buen dominio de idiomas y formación técnica. El 90 por ciento de los ejecutivos domina el inglés o la lengua local, mientras que el 41 por ciento posee conocimientos de ambos idiomas. Estos ejecutivos manifiestan tener experiencia previa en la zona (39 por ciento).En el estudio también se indica que el estado civil de los expatriados no constituye un obstáculo, dado que el 88 por ciento del centenar de compañías con presencia en Asia consultadas, admite hacerse cargo de los costes de desplazamiento de los familiares más directos, y en algunos casos de la escolarización de los hijos.China es el país que mayor número de expatriados acoge, con un 75 por ciento de los cerca de 200 que hay trabajando en las empresas consultadas. En otros países como la India y Corea del Sur, el porcentaje baja al 20 por ciento y al 14 por ciento respectivamente.