El empresario obtiene una deducción en el Impuesto de Sociedades de hasta el 10 por cientoIndustria y Fundetec presentan el programa 'Hogar Conectado a Internet' para impulsar las TICmadrid. El ordenador se ha convertido en uno de los dispositivos tecnológicos más habituales en los hogares españoles. Pero tener uno en casa no implica que tenga acceso a Internet. Éste es uno de los objetivos que persigue la Administración Pública, que ha visto en las empresas la mejor vía de entrada de la tecnología a los hogares de sus empleados.Dicen que, a veces, para convencer a alguien hay que ofrecerle algo a cambio. El Ministerio de Industria, Turismo y Comercio y Fundetec lanzaron ayer la iniciativa Hogar Conectado a Internet (HCI), cuyo lema podría ser: La empresa le ayuda a pagar el ordenador, usted y su empresa obtienen beneficios fiscales. Esto sería posible gracias a la Ley de reforma del Impuesto sobre la Renta de Personas Físicas (IRPF) que entró en vigor el pasado 1 de enero.Un texto por el que las empresas, tanto públicas como privadas, podrían obtener beneficios fiscales al financiar a sus trabajadores la compra de ordenadores y otras nuevas tecnologías de la comunicación -Internet, ADSL, software, etcétera- para sus hogares. Una deducción que oscila entre el 5 y el 10 por ciento de los gastos y de la que también sale beneficiado el trabajador, ya que no se considera renta en especie en el IRPF del empleado (por lo que quedan exentos de este impuesto). Beneficio dobleEl artículo 40 de la Ley del Impuesto de Sociedades lo deja claro y señala que habrá un beneficio en la tributación del empresario y del empleado: "Siempre que la compra de material persiga a la mejora de la cualificación del trabajador, no en que el trabajador sea más productivo", aclaró José Manuel de Bunes, director general de Tributos. Un matiz que también se encargó de aclarar María Teresa Gómez Condado, subsecretaria del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio y presidenta de Fundetec. "Esto no implica trabajo en casa, que conste", indicó en un claro aviso a los empresarios. "Tenemos dos objetivos que cumplir: que el sector de las TIC suponga el 7 por ciento del Producto Interior Bruto (ahora es un 4) y que las pymes se apunten a estos programas, ya que poco más del 50 por ciento dispone de equipos pero menos del 30 por ciento los utiliza", aseguró Gómez Condado. Nos guste o no, a las empresas españolas les sigue costando subirse al carro de las nuevas tecnologías. Sólo un 43 por ciento cuenta con una página web, frente a la media del 61 por ciento de la Unión Europea de los Veinticinco, según datos de Eurostat que fueron hechos públicos ayer. La reforma fiscal -que entró en vigor en enero de este año- amplía los incentivos fiscales de los programas no sólo a la adquisición de equipos, sino a las ampliaciones y renovaciones. Pero tome buena nota: la ley incluye el ordenador, los accesorios necesarios para la conexión a Internet e incluso cursos de formación. No se incluye la grabadora, el escáner, la cámara de fotos digital ni una cámara para videoconferencias. Quizá después de toda esta información esté ya convencido. La ley prevé varios modelos para aplicar el programa HCI: la empresa compra el equipo, se beneficia de los incentivos fiscales y cede como préstamo a sus empleados la compra; la empresa hace la adquisición, se beneficia de los incentivos y traslada la propiedad a los empleados; o bien la compañía utiliza un intermediario para realizar operaciones de leasing o renting y optimizar opciones de financiación. Tres modelosAdemás, hay variedad de programas en función de quién asume el gasto: coste 0 para la empresa, coste 0 para el empleado y coste compartido, que es el que hasta ahora ha tenido más éxito. En este último, la experiencia demuestra que con una inversión de la empresa de entre el 15 y el 20 por ciento se alcanzan respuestas favorables del empleado de hasta el 80 por ciento. El empresario tiene derecho a una deducción en el Impuesto de Sociedades de hasta el 8 por ciento de la inversión, además del 32,5 por ciento previsto como gasto de formación. El impacto en las empresas, según recoge el informe de Deloitte que explica las ventajas de este proyecto, es triple: mejora de la productividad, de las competencias profesionales y reducción de los costes de personal. En este sentido, el estudio argumenta que este estímulo ayuda a retener el talento y hace que sus salarios no se resientan. s Más información sobre ventajas fiscales en www.minhac.es