El mercado europeo de fondos de esta naturaleza ya representa el 10 por ciento y sigue creciendoSin embargo, en España no existe aún ni cultura de inversión ni apoyo a la gestión sostenible madrid. Una inversión que junto con la rentabilidad económica busca dividendos de tipo ambiental, social y de sostenibilidad. De esta manera puede entenderse la Inversión Socialmente Responsable (ISR), un concepto muy poco maduro en España pero que ya mueve capitales de envergadura en mercados más evolucionados. Sin ir más lejos, en Europa, según revela el último informe sobre ISR de Eurosif, estas inversiones ascienden a un billón de euros. Desde 2003 hasta el año pasado, el crecimiento ha sido del 106 por ciento (36 por ciento, ajustado a mercado), lo que supone que cerca del 10 por ciento de los fondos totales europeos ya son ISR.Hay acciones concretas en países de nuestro entorno que han contribuido a dinamizar este mercado. Por ejemplo, el fondo de reservas francés (FRR) es un caso de política ISR. Su función es invertir unas ciertas cantidades para ayudar a financiar el plan general del seguro de vejez de ese país a partir de 2020. Con una particularidad y doble objetivo: por un lado maximizar los rendimientos a largo plazo para obtener las mejores condiciones posibles y, por otro, ser coherente con valores que promuevan el desarrollo sostenible desde una perspectiva económica, social y medioambiental. En Reino Unido, los fondos de pensiones están obligados por ley a dar información extrafinanciera de las empresas en las que están invertidos. Ni inversión, ni cultura¿Y qué pasa en nuestro país? "El volumen de negocio es muy bajo si lo comparamos con otros países de la UE. La inversión institucional es todavía muy incipiente y no existen ni productos financieros ni cultura de inversión", responde Cristina García Orcoyen, directora gerente de la Fundación Entorno. Por su parte, Jaime Silos, director de Desarrollo Corporativo de Forética, concreta que "desafortunadamente no se está incentivando el ahorro en España y menos el de los planes de pensiones". Y aporta un dato sobrecogedor: España, que es la novena economía más grande del mundo, sólo representa un 2,5 por ciento de los planes de pensiones en Europa y un 0,5 por cierto en el mundo.Este mismo experto señala que existen todavía circunstancias que no ayudan al despegue de la ISR en perfiles determinados de inversores. Por ejemplo, la falta de estandarización. "En el mercado coexiste dos tipos de gestion de fondos. La proactiva, que introduce sesgos ambientales o sociales para determinar qué empresas entran o no en ellos. Y la convencional que se limita a aplicar parte de su sobrante comercial a un institución sin ánimo de lucro, como ONG". En su opinión, no se puede considerar este segundo tipo como fondo de ISR porque no está actuando éticamente en el mercado: "Las empresas acceden al fondo en base a su rentabilidad económica sin entrar en juego ninguna otra consideración", dice.Otra cuestión cambiante en el mercado es la aplicación de los sesgos. Excluir a sectores que chocan con lo que se puede considerar buena práctica en el mercado es el método más antiguo de inversión ética, explica Silos. Entronca con el mundo financiero anglosajón en el que, siguiendo los dictados de las iglesias protestantes, se excluían de los usos financieros y empresariales sectores como el alcohol, el tabaco, las armas y la pornografía.Diálogo con las empresasEs lo que en la práctica moderna se entiende por negative screening. En oposición, la positive screening contempla un grado de exigencia menor. En este caso no se trata de excluir a nadie sino de entablar un diálogo con las empresas para la incorporación de políticas de responsabilidad social corporativa.Y es que una consecuencia que plantea la exclusión de valores y limitación al inversor del número de empresas disponibles en su universo de inversión es la menor posibilidad de diversificación de las carteras. Lo que se traduce en el aumento del riesgo.Lo cierto es que grandes compañías que operan a nivel global y que cotizan en mercados financieros de todo el mundo ya han asumido desde hace tiempo que figurar en listados de ISR es clave para lograr el favor de inversores exigentes. Una de estas empresas es Novartis, la farmacéutica suiza que figura en primera posición de su sector en el índice Dow Jones Sustainability. Un portavoz de la compañía explica que estas prácticas "son obligadas en una empresa de esta naturaleza, dado que se encuentra en un sector muy sensible como es de la salud". Además, añade, hoy la mala praxis en una empresa global afecta a su núcleo de negocio.