madrid. Ha estado recientemente en Madrid para participar en un acto organizado por la escuela de negocios CEU. Y habló de una de sus especialidades, los programas de promoción de mujeres emprendedoras en Medellín, la ciudad en la que lleva al menos 25 años asesorando a micropymes. Lo hizo a través de Corporación Interactuar, creada en 1983 por un grupo de empresarios antioqueños. P Llevamos mucho tiempo leyendo datos y estadísticas en general sobre la situación de las pymes y los emprendedores en España y Europa. Pero poco sabemos de un país como el suyo, Colombia. ¿Allí hay tan pocos emprendedores como aquí? R Le diré que en Colombia las microempresas -porque me gusta diferenciarlas de las pymes- nacen básicamente por dos razones: como una forma de autoempleo para salir de una situación extrema o como una alternativa de vida para aquellos que tienen vocación emprendedora. P Entiendo que no valen las mismas fórmulas para todos, ¿no? R Cada opción hay que alentarla de forma distinta, está claro. Porque entre las micropymes pueden darse multitud de diferencias. P Perdone de nuevo mi ignorancia, pero aquí se le da mucha importancia en los medios a los temas de mujeres. Su liderazgo, su discriminación, la tan ansiada igualdad... ¿ocurre lo mismo en su país? R Nuestra cultura está muy centrada en la mujer, en su capacidad de liderazgo. Tiene un papel preponderante, sobre todo ahora, que muchas se han convertido en cabezas de familia, así que hay que apoyarlas. Entre otras cosas porque es más emprendedora, más tenaz, más tolerante a la frustración y más responsable. Características inherentes a sí mismas y que se adecúan como un guante a los rasgos del emprendedor. ¡Vamos, que llevamos en el ADN lo de ser empresarias! (risas). P ¿Pero Colombia es un país emprendedor? Porque aquí las estadísticas nos sacan los colores, a pesar de que vayan mejor que hace unos años... R Bueno, yo siempre cambio la frase y digo que un empresario se hace o se hace. Al fin y al cabo, es una disciplina que se va creando, un caldo de cultivo. Y el hecho de que un país como Colombia haya pasado por tantas dificultades hace que se haya asomado esa sensación de emprendimiento. Somos expertos en momentos difíciles, así que el entorno lo facilita. Un país de microempresas, en el que el 92 por ciento de las empresas tiene menos de diez trabajadores. Por eso es tan importante que no sean soluciones únicamente para subsistir, sino negocios consolidados. No es mera generación de ingresos, sino de inclusión social. P Cuando se habla cara a cara con los emprendedores comentan que la financiación, al menos hasta antes de la crisis, no era tan difícil de conseguir, pero que echan de menos otro tipo de apoyos. ¿Está de acuerdo? R Por supuesto. Además de los microcréditos son necesarios otro tipo de apoyos. En mi opinión, creo que le hemos dado un valor sobrestimado a la democratización del crédito. Pero una microempresa lucha contra un montón de deficiencias que no son puramente económicas. No se pueden delegar tantas funciones al empresario, porque está muy solo, pero le toca ejercer de gerente, de comercial, de financiero, de productor, etcétera. Y estos servicios debería dárselos alguien para ayudarle y que estén dispuestos para él siempre que los necesite. Dese cuenta de que los empresarios son unidades muy sensibles, son sueños personales y generadores de empleo. P ¿Y qué han hecho ustedes en Interactuar para remediar estos problemas? R Bueno, en estos 25 años hemos atendido a más de 200.000 microempresas, y ahora estamos atendiendo a unas 33.000 sólo en la ciudad de Medellín. En principio valoramos dos aspectos: que sea un negocio rentable y que le dé seguridad económica. P Cuenta que la mujer tiene un papel importante en la sociedad y que tiene vena emprendedora. ¿Es el hombre entonces el que se ocupa de los hijos? R Bueno, yo no veo incompatibilidades entre la faceta profesional y la familiar. Nunca las he visto. Si se manejan bien los tiempos creo que es perfectamente posible. P No es nada fácil... R Bueno, precisamente en Colombia se han constituido muchos negocios que suplen esos tiempos y no implican dejadez de la familia. Y en cualquier caso, muchas microempresas promovidas por mujeres han surgido en las viviendas, así que han podido estar con sus familias sin problemas. Es más, creo que es una enseñanza fundamental para los hijos vivir desde pequeños lo que es una empresa. P ¿Es la mejor forma de despertar la vocación emprendedora? R No sé, lo que sé es que hacer una empresa no es diferente de hacer un buen proyecto de vida.