madrid. Lleva buena parte de su vida profesional rodeada de oro, platino y diamantes. Nathalie Guedj lleva unos cuantos meses al frente de la marca española de joyería Carrera y Carrera, empresa en la que aterrizó procedente de Estados Unidos. Allí fue durante los últimos seis años presidenta y consejera delegada de Van Cleef & Arpels y con anterioridad estuvo en Cartier. En la conversación mezcla palabras en inglés y en francés, su lengua materna, pero explica en un perfecto castellano que ella tan sólo se siente "una expatriada del mundo". P Con esta experiencia en el sector de la joyería, ¿le sorprendió algo cuando llegó aquí?R Sí, ya que en las marcas de alta joyería hay parte que se subcontrata. Nosotros producimos el 100 por 100, así que para nosotros hablar de cantidades de producción es hablar de 50 ó 100 piezas, nunca son miles. P Ha declarado: "Dentro de cinco años, Carrera y Carrera debe estar en condiciones de competir con Bvlgari y Chopard, porque Cartier, Tiffany y Harry Winston juegan en otra liga". ¿Por qué esas marcas y por qué esa liga?R Tiffany juega en otra liga por su enorme tamaño, aunque en Europa es una marca débil. Cartier, Harry Winston y Van Cleef tienen un nivel de precios altísimo, pero Bvlgari y Chopard son nuestro mercado. Tenemos piezas desde 500 hasta 200.000 euros. P Aparte de este objetivo, ¿en qué se ha notado su llegada a esta empresa? R Bueno, de las primeras cosas que hice al llegar fue parar nuestra línea de accesorios (bolsos, pañuelos y complementos en piel). Con las joyas y los relojes es suficiente. Aunque he de confesar que compré uno de los bolsos cuando entré en la empresa (risas). La diversificación no es buena, al menos en este momento. P Sorprende un poco escuchar esas palabras, cuando la mayoría de las marcas de lujo lo ha hecho... R Yo creo que el mercado de lujo se define por la forma de trabajar y por una palabra: control. Es lo que yo persigo, controlar la parte del diseño, de la fabricación y de la distribución. Porque cada cosa que se hace tiene impacto en la marca. P Para eso habrá que invertir... R Ése es nuestro objetivo a largo plazo. Y hemos tenido suerte, porque en Lladró (dueño del 100 por 100 de Carrera y Carrera) ya saben lo que es construir una marca, así que le dedican tiempo, no buscan sólo rentabilidad y a corto plazo. Estamos haciendo inversiones en comunicación muy fuertes, y también en los distribuidores. P La marca está presente en 26 países, tiene 19 boutiques propias y más de 250 puntos de venta. El 70 por ciento de la producción se exporta y sus mayores fans están en Rusia y Japón. ¿Le apetece que estos datos se cambien y darse a conocer en otros mercados? R Bueno, creo que desde siempre soy una persona muy humilde y puedo decirle a pesar de lo conseguido que en casi todos los países en los que estamos presentes aún hay muchas cosas por hacer. P Francia, Estados Unidos y ahora España. Experiencia como expatriada no le falta... R Soy una expatriada del mundo (risas). Y en toda mi vida he notado que cada vez que he llegado a un país enseguida me decían: Oye, que esto en Francia es muy habitual, pero aquí las cosas son distintas, funcionan de otra manera. ¡Y no era verdad! No hay diferencias tan fuertes cuando los mercados son tan parecidos. En Japón, por ejemplo, el consumidor de lujo es muy joven y quiere cosas sencillas. Pero al final te das cuenta de que esas mismas piezas gustan también en otros países, aunque en Rusia o en los países árabes les gusten las joyas más barrocas. P Es relativamente fácil reconocer una pieza de Carrera y Carrera, y eso no lo consiguen todas las marcas. Quizá sólo ocurra con determinados modelos. ¿Es el diseño su mayor capital? R ¿Sabe qué pasa? Que durante los últimos años ésta era más una marca fashion que otra cosa, con una renovación constante de producto y nuevos modelos que no llegaban ni mucho menos a consolidarse. Los tres oros de Cartier, el modelo Love también de Cartier... ¿Cuánto han tardado en convertirse en clásicos? ¡30 años!P Hace poco, Beatriz González- Cristóbal, directora para Europa y Oriente Próximo de Hermès, declaraba en una entrevista: "En el mundo del lujo hay que ser tendero y olvidarse de los despachos. ¿Está de acuerdo? R Sí, pero no sólo en el lujo. Siempre hay que estar con los clientes, porque una empresa que no lo haga está perdida. El perfil más importante para un dirigente es el de ser un vendedor. La venta lo es todo. P Como casi todas las marcas de lujo, ¿también sufren piratería? Supongo que será de la competencia, porque no se venderán por la calle anillos y collares a un euro...R Claro que hemos sido objeto de copia, ¡sobre todo en España! (Risas). No digo que me guste ni que me disguste porque pasa con todas. Pero lo tengo claro: los que lo hacen no saben diseñar, y se dedican a copiar. Eso les define.