Ésta tecnología en el sector del medicamento moverá unos 350 millones de euros MADRID. Comprobar que un medicamento es auténtico se ha convertido en una cuestión de salud pública y también empresarial. Y es que la piratería y el desvío de los medicamentos a otros mercados castiga las cuentas y la imagen de las farmacéuticas. No hay que olvidar que el 30 por ciento de los fármacos comercializados en algunos países de Iberoamérica, el sudeste asiático y los países subsaharianos son falsos, según la OMS.Algunos laboratorios, distribuidoras y farmacias han optado ya por implantar los sistemas de Identificación por Radio Frecuencia (RFID), microchips que permiten rastrear y verificar los envases de medicamentos a lo largo de la cadena de distribución farmacéutica. De momento los costes de esta tecnología frenan su extensión. Se calcula que cada etiqueta con RFID cuesta unos 15 céntimos. Todo indica que el futuro pasa por estos sistemas. Eso es, por lo menos, lo que opina la consultora especializada en tecnología sanitaria Frost & Sullivan, que pronostica que este mercado en Europa tendrá un valor de 353,3 millones de euros en 2012. Actualmente las ventas de esta tecnología aplicada al sector farmacéutico en 2005 apenas superan los 13,6 millones.Las ventajas de la radiofrecuencia frente a otros sistemas de identificación de códigos de barras son evidentes. Aparte de permitir la lectura de la información que contienen las etiquetas RFID a distancia de hasta seis metros, sin necesidad de hacerlo de forma manual como los códigos bidimensionales, también identifica cada producto con un código único a través de la señal que emite la etiqueta del producto. Para el sector farmacéutico estas ventajas son más que estratégicas porque permitirán luchar contra la creciente falsificación de medicamentos. Cualquier desvío del medicamento fuera de los intermediarios autorizados queda grabado en la etiqueta y podrá ser por ello detectado por la farmacia, el distribuidor o el laboratorio.