Madrid. Pfizer es una de las 10 mayores empresas del mundo, pero sigue siendo para muchos una desconocida, mientras que su medicamento estrella, Viagra, no lo es. Para el director de Áreas Terapéuticas de Pfizer, Félix Hernáez, los medicamentos no sólo curan, sino que también transmiten emociones. Y es que, según este bilbaíno de 44 años, casado y con dos hijos, detrás de un medicamento "hay muchos años de investigación y muchas esperanzas puestas por parte del paciente". P ¿Cómo se construye una marca sólida como Pfizer?R Las marcas sólidas se construyen siempre a base de un cóctel de ingredientes: continuidad en el tiempo, notoriedad y liderazgo son tres premisas básicas. Pero sobre todo, una marca sólida se construye cuando es respetada y querida por sus clientes. Como muestra, hemos desarrollado un concepto de gestión con el que pretendemos dirigirnos al médico, las autoridades, las asociaciones de pacientes y a los medios de información. A todo el abanico de agentes relacionados con la salud. P Viagra es el medicamento más falsificado en el mundo. ¿Es un mal menor o el precio que tiene que pagar un producto con tanto éxito? R Técnicamente, es un tratamiento contra la disfunción eréctil, pero emocionalmente ha representado la libertad y el pasar de un mundo gris a un mundo de colores para muchas personas. Es un medicamento con tal impacto social que hasta sirvió de inspiración para el anuncio de un automóvil muy conocido. Sin embargo, la falsificación, siempre indeseable, es especialmente sensible en el sector de la salud. Jugar con la salud es muy peligroso y este tipo de falsificaciones deben ser perseguidas con mayor severidad.P Los laboratorios no pueden publicitar sus productos. ¿Tienen la manos atadas? ¿Qué estrategia usa Pfizer? R Nuestro objetivo es informar lo mejor posible a los pacientes sobre las enfermedades. Una labor formativa costosa, pero que compartimos con médicos y farmacéuticos, con el objetivo común de mejorar los indicadores de salud de la comunidad. Pero lo cierto es que los laboratorios farmacéuticos son también los grandes desconocidos para los ciudadanos.P Muchos pacientes consultan Internet, y los médicos empiezan a temer más que nada al "nuevo paciente ilustrado". ¿Qué recomendaría a los ciudadanos y cómo se superan estos claros inconvenientes? R Personalmente, creo que cuanto más y mejor informados estemos los pacientes, mucho mejor. Tenemos el derecho a conocer lo mejor posible nuestras enfermedades, de saber cuáles son los mejores centros asistenciales y de exigir el acceso a los tratamientos más innovadores, eficaces y por supuesto seguros. Me parece muy bien que el ciudadano se informe antes de acudir al médico.P ¿Qué ve el paciente en una píldora? ¿Qué hay detrás? R Detrás de una píldora hay todo un proceso de investigación, estudios clínicos rigurosos, evaluaciones por parte de las autoridades sanitarias, muchísimas pruebas de todo tipo y multitud de personas que han trabajado durante muchos años para ofrecer un tratamiento eficaz. Creo que los pacientes lo saben, y por tanto depositan en esa pastilla, colirio, inyección, etcétera, las esperanzas de curarse o mejorar su salud. Detrás de un medicamento hay muchos años de investigación y muchas esperanzas puestas por parte del paciente. P ¿Los españoles toman demasiados medicamentos en comparación con el resto de europeos? R Nadie se inventa las enfermedades y las dolencias. Lo que está sucediendo es que surgen nuevas patologías, y desaparecen otras. En las sociedades desarrolladas, como España, cada vez hay más preocupación por problemas que ahora se consideran enfermedad pero antes eran hábitos poco apropiados, como fumar. Con respecto a los medicamentos, mi opinión es que hay que tomar el menor número posible, pero que sean los mejores. Creo que en este sentido España está evolucionando muy favorablemente.P ¿Existe una crisis de confianza por parte de las autoridades y sociedad hacia ciertos medicamentos, como el Vioxx?R El caso del Vioxx ha sido muy curioso. Tenemos un medicamento de la misma clase terapéutica que nunca se ha retirado, pero por criterios económicos, impusieron un visado por cada receta. Un año después los tribunales nos han acabado dando la razón. En cualquier caso, sí es cierto que hay crisis de confianza generadas por los Gobiernos sin estar justificadas. Sería justo exigir a las autoridades sanitarias mayor rigurosidad en estos temas.