madrid. Las cifras manejadas por el Centro Español de Logística (CEL) estiman que esta actividad representó 71.000 millones de euros en el año 2004, cantidad equivalente al 11 por ciento del PIB. El almacenamiento es la mayor actividad ofertada por este tipo de operadores (llegando a superar el 80 por ciento de su tiempo), según datos de Deloitte&Touche. Esta consultoría cifra en un centenar el número de operadores logísticos (las 10 primeras concentran más del 50 por ciento del mercado), que mueven unos 4.000 millones de euros, y que emplean a casi 22.000 personas. En un futuro no muy lejano, el porcentaje de presencia humana podría reducirse a lo imprescindible, debido a la creciente tendencia de automatización de los grandes almacenes y centros de distribución. El presidente de la Asociación Española de Manutención (AEM), José María de Simón, afirma que la práctica totalidad de estas instalaciones tienen incorporados sistemas informatizados que controlan el flujo de mercancía, su cantidad e indican los espacios que se quedan vacíos por el tránsito de mercancías, pero éstas siguen siendo manejadas por personal. El director de Innovación y Proyectos de CEL, Ramón García, cifra el coste de estos sistemas entre 60.000 y 120.000 euros. Mecalux S.A., Viastore, Ulma o Siemens Dematic son algunas de las empresas que instalan estos mecanismos.El almacén del futuro tendrá una automatización aún mayor. "No habrá movimientos innecesarios porque robots manejados por un sistema informático especial serán los encargados de manejar la mercancía desde que entre en el almacén", explica De Simón. Según datos de esta asociación, la totalidad de operadores logísticos y grandes almacenes cuentan con sistemas de control y supervisión de material, pero apenas el 10 por ciento está automatizado al ciento por ciento. ¿El motivo? Los costes. La tecnología sigue siendo tremendamente cara.El responsable de AEM pone algunos ejemplos: El Corte Inglés se gastó 30 millones de euros sólo en maquinaria hace tres años para automatizar su almacén central de Valdemoro (en las afueras de Madrid). Mango tiene previsto invertir entre 18 y 20 millones de euros, también sólo en maquinaria, en su centro de Parets del Vallés (Barcelona); e Inditex destinará una cifra que puede rondar los 60 millones de euros (según De Simón) en un centro logístico de las afueras de La Coruña. De momento, el récord lo tiene el sistema de transporte de equipajes del Aeropuerto de Madrid-Barajas: 300 millones de euros. A pesar de estas elevadas cifras, la tendencia es imparable. "Llegará un momento en que será más rentable automatizar todos los procesos que se realizan en un almacén. Pero la presencia del hombre no desaparecerá sino que disminuirá hasta lo mínimo imprescindible, en concreto, para aquellas tareas que no puedan uniformizarse", aseguran desde la AEM.Controlar unos 10.000 productosEn su opinión, la informatización y automatización está directamente relacionada con la cantidad de material, "Algunas grandes superficies, como Caprabo o Mercadona, pueden manejar entre 8.000 y 10.000 referencias distintas de productos. "¿Esto cómo puede controlarse realmente sin riesgo de fallo humano de algún tipo, sobre todo cuando se trata de preparar grandes pedidos?".En Estados Unidos y Japón ya se están realizando pruebas incluso para reducir la presencia de personal de cobro en los supermercados: todos los productos llevan un chip en sus cajas de tal forma que, al pasar por un arco toda la compra y no producto a producto, se calcula en tiempo real el coste de la compra. "Tenemos gran necesidad de consumir, y eso obliga a tener muchas plataformas logísticas y de almacenamiento diversificadas para atender la demanda, porque se exige que las demoras de tiempo sean cada vez menores", explica Jaime Mira, director técnico de la Fundación Icil, entidad española dedicada a la planificación de la logística.Un paso previo a la desaparición de operarios en los centros logísticos es un sistema que mejora el control de la mercancía: se trata de la Tecnología de Identificación por Radiofrecuencia (conocido bajo las siglas RFID). Supondrá el fin del trabajador armado con una pistola leyendo códigos de barras de productos, para determinar su origen, lote u otras características.Algunas de sus ventajas son que el objeto podrá ser leído a distancia sin intervención humana, y que podrá almacenar más información que la contenida en un código impreso. Pero, mientras llega ese momento, las comunidades autónomas (sobre todo las que tienen puerto) están potenciando zonas logísticas, donde las grandes plataformas instalen sus almacenes con un objetivo: que el tiempo destinado a repartir los productos no supere las 24 horas. Normalmente, se trata de puntos instalados en un radio de localización de 70 a 80 kilómetros en torno a los principales núcleos urbanos. ¿El motivo? El precio del suelo es más barato. Sin embargo, las capitales siguen siendo puntos estratégicos y los elevados precios se intentan suplir con un estilo Manhattan en la construcción de almacenes: naves industriales, a modo de rascacielos, de 30 a 40 metros de altura, para que las mercancías no ocupen espacio a lo ancho. Otro aspecto es el diseño de la red de distribución, sobre el que no se aplica un único modelo. En este punto, Jaime Mira pronostica que la tendencia más general será que las empresas con gran catálogo de productos (como El Corte Inglés o Mercadona) dispongan, en el futuro, de dos o tres grandes centrales que organicen minuciosamente y envíen los pedidos hacia otra red de pequeños puntos intermedios, desde donde saldrán hacia el destino final. "Esta manera de trabajar se llama modelo de tensión rápida, porque el objetivo es dar más velocidad a la salida del producto y evitar los stocks innecesarios porque está comprobado que, a la larga, no les sale rentable".Pero el responsable de AEM no tiene nada claro la uniformidad de estructuras, y lo resume en esta frase: "La logística es un arte, en el que cada cliente, operador o almacén puede tener su propia forma de enfocar la organización de sus productos"."Los almacenes del futuro trabajarán 24 horas al día, y la presencia del hombre se reducirá a lo testimonial", afirman desde la AEM. El tiempo dará o quitará la razón.