
Del desastre general de los mercados no se libran ni siquiera los productos que, en teoría, deben obtener una rentabilidad absoluta independientemente del mercado, es decir, ganar cuando el mercado sube y no perder cuando baja: los hedge funds. The Wall Street Journal anuncia una oleada de reembolsos a final de mes, cuando se abra la tradicional ventana trimestral de liquidez.
Detrás de esta desbandada se encuentra el incumplimiento, por parte de muchos fondos de ese principio de la rentabilidad absoluta, porque han perdido mucho dinero. Y lo que es peor, la volatilidad se ha disparado en unos productos supuestamente diseñados para no perder en ninguna situación más que un 5%, 7% ó 10% como mucho.
Los que seguimos el mercado cada día, como Bolságora, sabemos muy bien lo que ha ocurrido: los fondos que han sabido cubrirse bien tras la subida de abril-mayo han podido volver como mucho a las pérdidas del primer trimestre; pero los que han intentado compensar esas pérdidas doblando su riesgo en la subida se han ido al garete sin paliativos. Es lo que tienen los rebotes dentro de una tendencia bajista: pueden ser trampas mortales.
Sacar el dinero de lo que aún no pierde
Pero no se trata sólo de las pérdidas de los fondos. Al contrario, en muchos casos los hedge funds son el activo que mejor (o menos mal) se ha comportado dentro de las carteras. Y eso le hace un candidato idóneo para que los inversores saquen el dinero que les queda por temor a que al final también lo pierdan.
Además, se produce un efecto contagio entre los inversores, que temen que, si llegan demasiado tarde a la cola, no podrán sacar su dinero (los hedge funds pueden prorratear los reembolsos si son demasiado elevados). Y eso provoca una estampida, según explica Infinity Capital Partners.
Un ejemplo paradigmático es el fondo HBK, que sin hacer mucho ruido manejaba el año pasado 14.000 millones de dólares y había ofrecido rentabilidades anuales del 15% durante 16 años. En 2007 pilló mal la crisis subprime, aunque logró mantenerse en positivo con una ligera ganancia del 1%. Y el primer trimestre de este año también fue plano, lo que no está mal comparado con los mercados y la media de los hedge. Así las cosas, no parece que HBK sea el candidato idóneo para una estampida, pero las solicitudes de reembolsos se han disparado hasta niveles que no se veían desde hace una década.
Las cosas son un poco más complicadas, porque muchos inversores en hedge funds han apostado por nuevos fondos que buscan rentabilidades fabulosas invirtiendo en los hundidos activos de crédito e hipotecarios. Y el dinero tiene que salir de algún sitio: de sus fondos tradicionales.
Terremoto en los mercados
Sea cual sea la causa, los reembolsos masivos pueden provocar otro terremoto en los mercados en las próximas semanas -como si tuviéramos pocos terremotos este año-, ya que los gestores tendrán que vender activos masivamente para lograr la liquidez necesaria. Un fenómeno que se ve agravado por la popularidad de los fondos de fondos, que tienen ventanas de liquidez más frecuentes (normalmente mensuales) y que tienen que buscar el dinero para atender los reembolsos.
Finalmente, los grandes bancos de inversión siguen llevándose disgustos con las firmas de hedge funds que compraron masivamente en los últimos años pensando que eran la gallina de los huevos de oro. La crisis crediticia ha provocado fuertes pérdidas en estos productos, que se han sumado a las enormes amortizaciones de activos tóxicos que han provocado grandes pérdidas a estas entidades. El último susto se lo ha llevado Citigroup, que ha decidido cerrar Old Lane, el hedge fund creado por su actual consejero delegado, Vikram Pandit, y que Citi compró hace 11 meses por 800 millones de dólares.