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Imaginación, localizaciones y tecnología para industria de futuro
Rafael Jiménez Claudín
Madrid, 27 may (EFECOM).- Cuando aparecen los títulos de crédito al finalizar la película intentamos descubrir dónde se pudieron rodar algunas de las escenas que nos han impactado, asombrados de la imaginación del director, sin saber que en la mayoría de los casos se trata de localizaciones conseguidas por un meticuloso trabajo de una "Film Office" creada para compaginar cine y turismo.
Carlos Rosado Cobián, secretario general de Radio Televisión de Andalucía (RTVA) y presidente de Spain Film Commission, y Piluca Querol Fernández, coordinadora y responsable ejecutiva de Andalucía Film Commission, han presentado en el Festival de Cine de Cannes el libro 'Cine y Turismo", o "Movie Tourism" en inglés, en el que parten del "runaway productions" surgido en Estados Unidos en los años noventa para explicar el camino recorrido hasta llegar a Andalucía en 2006.
La explicación de este interés la aporta en Europa la experiencia de promoción de VisitBritain para atraer turistas que quieran seguir los pasos de sus estrellas de cine en Inglaterra. En 2001 se lanzó el "movie map" la Magia de Inglaterra, que permite informarse sobre todo lo relacionado con las películas de Harry Potter, y en cifras, una libra gastada en la producción de los "movie maps" genera un promedio de 17 libras por visitante.
No obstante, el origen de las "film commission" fue industrial, porque tanto el cine como el turismo necesitan de una herramienta especializada para captar rodajes y rentabilizar sus resultados en el territorio, en una estrategia que debe desarrollarse en común por ambos sectores, y con esta finalidad se fueron multiplicando sobre el terreno hasta oficializarse en todos los ámbitos. Así, cuando el titular de la oficina es una ciudad se denominan Film Office.
Según los datos aportados en "Cine y Turismo, la publicidad que una película ofrece a una ciudad, provincia o país que le sirvió de escenario, equivale a un anuncio visto por 72 millones de espectadores, y esta realidad lleva a que participen en las "film commission" todas las organizaciones y organismos interesados en el desarrollo económico: cámaras de comercio, patronatos de turismo, organizaciones empresariales vinculadas a la producción audiovisual y los poderes públicos de cada ámbito.
Estamos en presencia de una actividad múltiple en la que la inversión anual en la producción de cine, televisión y anuncios publicitarios alcanza la cifra de 60.000 millones de euros, y estas oficinas deben competir en buena lid para promocionar el territorio, atraer a directores y productores mostrándoles los parajes cinematográficos, además de facilitar las gestiones necesarias.
En este aspecto de gestores, estas oficinas, de carácter público y sin ánimo de lucro, pueden actuar como ventanilla única, competente para conceder los permisos de rodaje o como mediadores entre el solicitante y el titular del espacio o servicios, especialmente del sector público policía, transportes o bomberos que deben intervenir en la película según las exigencias del guión.
La práctica totalidad de las "film commission" utilizan dos herramientas básicas de gestión: la página "web" en Internet como instrumento de promoción y contacto; y la guía de producción con los contenidos de la industria disponible, información general sobre climatología, horas de luz y demás elementos a considerar en el rodaje, entre ellos la necesidad de contratar artistas, técnicos y artesanos altamente especializados en edición, ingeniería de sonido, iluminación, imagen, cámara, filmación, diseño de decorados, efectos especiales y demás área conexas.
La evolución tecnológica del país donde se hace el rodaje juega a su vez un papel primordial, porque permite separar las actividades de filmación de las de edición y ya no es necesaria la proximidad física por la posibilidad de digitalizar y transferir por Internet de un continente lo que se va filmando, permitiendo un control de producción exhaustivo.
Los autores, Carlos Rosado y Piluca Querol, se deben a Andalucía, y por ello aportan en el libro una amplia información de cómo ha evolucionado la actividad de captación de rodajes en el mundo, de cómo han solucionado los problemas técnicos y logísticos los promotores americanos, primero, y europeos pocos años después, para advertir también de la competencia que viene desde Asia y de los países europeos emergentes, pero finalizan con propuestas concretas para una estrategia turística vinculada al audiovisual que parece conducir inexorablemente a su tierra.
En España funciona la Spain Film Commisssion, constituida en marzo de 2001 con más de quince sociedades, todas de carácter público, en Cataluña, Canarias, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia, Madrid y el País Vasco, además de Andalucía, para establecer criterios comunes en las ayudas económicas y medidas de fomento del patrimonio cultural y promoción del territorio para el rodaje y producción de obras cinematográficas y audiovisuales.
Y en Andalucía, en 2006, es donde se articula ahora una actividad profesional nueva y singularizada para atraer el interés de la industria del cine y crear sobre ella rutas turísticas cinematográficas que se desarrollará en dos direcciones, una que pretende valorar las películas emblemáticas rodadas hasta ahora y otra que buscará nuevas localizaciones que ofrecer a productores y realizadores.
Las primeras rutas son de perogrullo: "Almería, tierra de cine", motivada por las trescientas películas rodadas en la provincia. "El mito de Carmen", vinculado Córdoba, Sevilla, Málaga y Cádiz. Y la de más actualidad, "El capitán Alatriste", personaje central de la serie de Arturo Pérez Reverte que en la película aparece en escenarios de Cádiz, Sevilla y Jaén.
Los autores finalizan su libro recomendando que Andalucía debe dotarse de herramientas que permitan la creación de una imagen de marca potente y de logotipos y herramientas promocionales sustentadas en las nuevas tecnologías y dirigidas al mundo audiovisual para favorecer el turismo. La idea del "movie map" es un ejemplo a seguir, dicen, y es de esperar que esta idea cale también en el resto del territorio español. EFECOM
rjc