Sergio Ramos, capitán del Real Madrid, confesó este martes, durante una entrevista realizada en 'El Larguero', de la Cadena Ser, que hubo un día en el que rompió una de las normas más ferreas existentes en los contratos de la mayoría de los futbolistas profesionales y especialmente del Real Madrid. Ante los micrófonos amarillos confesó que un día toreó un toro de casi 600 kilos, un hecho que ha pasado de ser un simple rumor a convertirse en una realidad.
En este sentido los contratos de los futbolistas profesionales (más si son de altísimo nivel, como es el caso de Ramos) son tajantes. Nada de actividades peligrosas que puedan poner en riesgo la integridad física del jugador. Nada de capeas, saltos en paracaídas, conducir motos, esquiar...
Pero Ramos, amante de la lidia como pocos dentro del vestuario del Santiago Bernabéu, decidió un día, con apenas 20 años (ya entonces estaba enrolado en las filas del equipo merengue) que quería sentir la adrenalina de ponerse delante de un morlaco de verdad. Nada de vaquillas o novillos. Un toro bravo como los que se ven por la Maestranza o Las Ventas.
"Eso fue una vez hace muchos años, creo que tenía 20. En los primeros años en el Madrid. Fue un calentón, una locura, algo totalmente inconsciente", comenzó a reflexionar. "Fueron las ganas, la admiración por el mundo del toro. Tengo un vídeo, pero está en casa guardado bajo candado", continuó. "Cuando ves venir el toro te acojonas, pero me pudieron las ganas", argumentó como motivo tras el que se escondió semejante gesto.
Pasada una década, Ramos dice que ya es buen chico, que eso de tratar de jugar a torero lo deja para otros o para cuando se retire. "Ahora sigo teniendo las mismas ganas, ilusión y admiración por este mundo de los toros, pero soy más responsable y sé que tengo una carrera por delante. Ya no es por una cornada, sino por un simple pistotón", afirmó.
Capeas vetadas
En el Real Madrid hace tiempo que se prohibieron este tipo de actividades. De hecho, el club trata de cuidarse muy mucho para evitar que sus futbolistas acudan a eventos que pongan en riesgo su integridad física. Aunque ello no impide que algunos jugadores, amantes de evitar las normas, acaben cumpliendo sus deseos.
Hace décadas sí que era frecuente ver a los jugadores saltándose a la torera (nunca mejor dicho) este tipo de prohibiciones. Juan Gómez, 'Juanito', por ejemplo, era un ferviente amante de las capeas. Eran otros tiempos. O eso parecía hasta que Ramos confesó anoche su experiencia taurina.
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