Fútbol

Luis Enrique abraza las contras que repudiaba Guardiola como arma más letal

Hace unos años, cuando el Pep Guardiola dirigía al Barça y Mourinho al Real Madrid, el clásico entre ambos equipos no solo se dirimía en el césped, sino que también disputaba en los debates sobre qué estilo era mejor, si el de la posesión constante y toda costa del equipo blaugrana o el del contragolpe vertiginoso y efectivo del Real Madrid. Pugna que hacía que miembros de uno y otro equipo repudiaran los métodos del contrario. El contragolpe parecía ser un método apestado en la ciudad condal mientras que la posesión se vilipendiaba en la capital. Hoy, sin embargo, todo ha cambiado. Y Luis Enrique tiene la culpa. Su Barça ha mutado aquellas impresiones hasta darles la vuelta. Ahora el equipo blaugrana ha convertido el contralgolpe en su estilo más provechoso, uno de los mecanismos letales con los que humillar a sus 'presas'. El Arsenal fue, anoche, la última en caer en esta trampa culé.

Porque ayer el Arsenal perdió (o mejor dicho, el Barça ganó) gracias a contras perfectas, preciosas. Y lo hizo después de que el plan A de los catalanes fallase frente a un equipo estóico.

El Barça dominó el partido con la pelota en los pies y rozó, por momentos, porcentajes elevadísimos de posesión de 20-80 a su favor.

Sin embargo, fue cuando el Arsenal dio un paso adelante, cuando empezó a tener la pelota y adelantó líneas, cuando los culés mataron el choque gracias a esas transiciones que antes eran cosa del Real Madrid y que hoy, sin embargo, hasta los ídolos del barcelonismo abrazan con felicidad.

"Cuando encontramos espacios pudimos hacer varias jugadas al contragolpe, que también nos gusta, y así llegó el primer gol y salió bien el partido", afirmó Messi ante las cámaras de TV3.

Él, amante de la posesión que le generaban con Guardiola los Xavi, Iniesta y compañía, se ha adaptado a este método eléctrico en el que la presencia de Suárez y Neymar, otras dos balas en ataque, ayuda mucho.

Por eso este Barça es tan peligroso o más que aquél de Pep, por ser capaz de matar a sus rivales jugando con aquellos dos estilos que antes dividían al Puente Aéreo, pero que hoy se encuentran en perfecta armonía en el ADN de este imparable equipo.

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