La llegada de Zinedine Zidane al banquillo del Real Madrid ha inyectado un tsunami de optimismo a la casa blanca. La deriva en la que había entrado el club con Rafa Benítez, unido a los desencuentros entre técnico y plantilla habían disparado los niveles de tensión en un club que era incapaz de pensar en positivo. Con Zizou, sin embargo, todo parecen buenas noticias. Tanto es así, que ya incluso ha logrado frenar la salida de Isco y apunta a que su primer test, contra el Depor, en el Bernabéu, se realizará con un coliseo merengue a reventar y rendido a los pies del héroe de la Novena. Sólo falta que la pelota eche a rodar y que los resultados confirmen que el cambio ha merecido la pena. Será, por lo tanto, el momento de los futbolistas. Y ahí dos de ellos pasarán un examen especial. Desde el palco se espera que Sergio Ramos y Cristiano Ronaldo aparten a un lado sus guerras de vestuario para centrarse en disparar un rendimiento deportivo, el suyo propio, lejano de lo que se desea por las oficinas del Bernabéu.
Tal y como contó EcoDiario.es, parte de la zona noble merengue cree que la crisis que ha afectado al club no es cosa solo de Benítez. Que ellos, todos los jugadores, también han tenido también una parte muy importante de culpa en lo sucedido en los últimos meses.
Una responsabilidad que se ha dejado ver sobre el terreno de juego, con bajadas de rendimiento que en ocasiones, apuntan, ha rozado la desgana. También de puertas hacia adentro, en el vestuario, se ha fraguado parte de esta tensión.
El divorcio con Benítez ha sido generalizado. De hecho, apenas una docena de jugadores (ocho según algunas informaciones) se han despedido personalmente de Benítez tras su despido. Ninguno de ellos ha sido Ramos o Cristiano Ronaldo, capitanes de facto de la plantilla y líderes de buena parte de la 'rebelión' interna contra el técnico. Ahora que ha sido despedido, todos los focos les apuntan.
Es momento, afirman por la capital, de que se dejen de disputas internas que ofrezcan el rendimiento y liderazgo que de ellos se espera. Que sean ejemplo sobre la cancha. Que tiren del carro, que diría Camacho. Porque, hasta la fecha, ni uno ni otro han ofrecido esa imagen que se habían ganado a pulso.
En lo que llevamos de curso, por ejemplo, Cristiano Ronaldo ha desaparecido en los duelos disputados frente a los grandes. Sólo ha visto puerta frente a dos de los diez primeros clasificados y en partidos clave como el clásico, el derbi, o las visitas a Mestalla y Sevilla, apenas se le ha visto.
Algo parecido ha sucedido con un Ramos que sí ha mostrado compromiso ante su lesión de hombro. De hecho, en el Paseo de la Castellana entienden que en ocasiones se ha excedido en ese deseo de jugar. Que debería haberse recuperado al 100% antes de jugar partidos en los que, como sucedió contra el Barça, no estuvo a la altura de las circunstancias.
Pero todo esto es ya pasado, apuntan en Madrid. Toca pensar en el presente y hacerlo con las perspectivas que ofrece un Zidane ante el que no cabrán excusas de falta de sintonía o mala preparación. Ahora serán los futbolistas los que deberán ponerse ante los focos y demostrar que esta crisis la pueden solucionar.
Un apartado en el que no sólo deberán remar Cristiano o Ramos, pero en el que ambos, dicen desde el Bernabéu, deberán ser ejemplo dentro y fuera del terreno de juego, con una actitud responsable y de liderazgo que reconduzca una crisis iniciada en parte por ellos mismos cuando, a finales de la temporada pasada, se opusieron al cambio de técnico.
Ahora ya gozan de un preparador de su agrado. Si los jugadores no cumplen con su parte del 'trato', insisten en la zona noble, será asunto suyo. Asunto sólo de los futbolistas y de un técnico, Zidane, con plenos poderes para sentar en el banquillo a los que no rindan. Aunque se llamen Cristiano Ronaldo o Sergio Ramos. Aunque sean los líderes de un equipo obligado, sí o sí, a retomar el rumbo de las victorias.
Miradas al vestuario