
Gareth Bale costó 101 millones de euros. Es, por lo tanto, el jugador más caro del planeta y de la historia del fútbol. Sin embargo, hasta ahora, no había demostrado apenas nada. Su precio parecía exagerado. Se hablaba de otro fichaje pifia de los blancos, lesión incluida. Pero el galés lo ha cambiado todo. Ahora rinde y lo hace para ser el mejor de los blancos junto con Cristiano Ronaldo y el permiso de Iker Casillas. ¿Cómo lo ha conseguido? De forma sencilla. Explotando su mejor secreto: su forma física.
Porque el Bale de las primeras jornadas de Liga y Champions no era un Bale en estado óptimo. Sin pretemporada y con una lesión muscular que lo tuvo apartado en el inicio del verano, aterrizó en el Santiago Bernabéu sin apenas condiciones para jugar más que 20 minutos partido.
Súmenle a ello la alta presión por su fichaje y obtendrán la fórmula del desastre. Bale no debía jugar. Debía entrenar.
Pero Ancelotti se empeñó en ponerlo más minutos de los deseados. Así llegaron las lesiones y los momentos de impotencia. Aprovechando el parón por las selecciones, el cuerpo técnico decidieron darle 15 días para ponerse a tope en dobles sesiones que el jugador a ha aprovechado y de qué manera.
Desde que regresó frente al Málaga (salvo la excepción del Clásico donde jugó fuera de sitio) ha carburado buenas actuaciones una tras otra. Quizá por eso, por que se siente con confianza, ahora el 11 merengue es un fijo para Ancelotti y lo es permitiéndose jugadas que recuerdan al del Tottenham.
Frente a la Juventus fue por momentos una pesadilla para la defensa turinesa. Bien por la izquierda o por la derecha (éste último costado es el que más le gusta) desbordó constantemente con centros al área o remates imprevistos.
Los blancos tuvieron sólo dos ocasiones claras en la primera parte y una de ellas nació de sus botas, cuando robó de espuela un balón dentro del área y remató con la derecha. Buffon atrapó, pero la jugada dejó entrever que Bale se sentía con confianza.
Una confianza que explotó con velocidad mortal en la segunda parte. Sus cabalgadas dejaron desnudos a los defensas italianos jugada tras jugada. Hasta que llegó su 'golito'.
El centro de Cristiano tras un buen desmarque de distracción de Benzema acabó en sus pies y ahí Bale fue, de nuevo, una centella. Regate a un costado, rápido cambio hacia adentro y latigazo más frenético todavía para clavar la bola abajo, al lado izquierdo de la portería de Buffon.
El extremo madridista corrió de alegría y júbilo para festejarlo. Era su primer gol en Champions con la camiseta blanca y suponía, en ese instante, el gol de la victoria blanca. Tras anotarlo, su esfuerzo siguió siendo generoso en ataque y defensa hasta que, llegado el minuto 74, Di María saltó al campo para sustituirlo. El argentino ha sido, junto con Morata, uno de los damnificados con su entrada fulgurante al once.
Aunque el argentino gozará de minutos en las rotaciones blancas, empieza a tener claro que la titularidad será para el fichaje estrella de los blancos, ése que costó 101 millones y que por fin empieza a ser rentable gracias al secreto mejor explotado de Bale: su potencia y rendimiento físico. Eso y su calidad sublime. Buenas noticias para los blancos.