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Los siete errores en Milán que dejan al Barça al borde del adiós de la Champions

    Messi y Alves no estuvieron especialmente brillantes en San Siro | Reuters


    El Barça cayó este miércoles ante el Milan en la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones. El marcador, 2-0, deja a los blaugrana al borde del adiós de la competición cuando menos se esperaba. Lo dicen los protagonistas. "Es un resultado muy malo", comentaba Piqué. Ese "resultado malo" estuvo basado en siete errores que dibujaron a un equipo desconocido en el que, posiblemente, fue el peor partido culé de la presente temporada.

    1.- Posesión impotente

    El Barça cumplió en San Siro una de las premisas básicas de su estilo: tener la pelota. El porcentaje de posesión al final del partido (64%) fue buena muestra de ello. Sin embargo, los culés tuvieron la pelota para no saber qué hacer con ella o, dicho de otra forma, fue una posesión de la pelota con una visión meramente horizontal del juego. Nada de verticalidad. Nada de profundidad.

    Cierto es que el Milan cerró con dos líneas de cinco hombres y que su fonda física (mejor que la de los culés) permitió que tuvieran ayudas constantes en la zaga, cerrando espacios a los blaugrana. Sin embargo, y pese a ello, el Barça está acostumbrado a este tipo de 'cerrojazos'. Un 'cattenaccio' que suele resolver con pases profundos de Xavi, el desborde de Messi o Iniesta o la capacidad de sorpresa de los laterales, algo que ayer, no se produjo. El ataque en estático fue, simplemente, previsible, algo muy poco habitual en los blaugrana.

    2.- Carencias físicas

    Es cierto que el Barça no tiene entre sus cualidades la necesidad de ser superior a sus rivales en el apartado físico. No es como el Real Madrid o el propio Milan, conjuntos dependientes de sus pulmones por cuanto la presión y la velocidad son dos de sus principales características.

    Sin embargo, y pese a ello, los culés suelen ser un equipo agobiante en la presión de la salida de bola rival. Es uno de los sellos que dejó Guardiola. Si se pierde el esférico, el contrario tiene tres hombres blaugrana para robársela y hacerlo, además, en su zona de creación, con lo que se ahorran esfuerzos en la zaga.

    Ayer, sin embargo, contra el Milan, faltó oxígeno para conseguir este primer paso de la presión y, a partir de ahí, se sufrió en defensa, donde ninguno de sus cuatro miembros estuvo rápido y veloz como solían estarlo antaño. Hombres como Busquets o Messi representaron este bajón físico. El primero, por no poder multiplicarse en la medular. El segundo, por no lograr encarar a sus rivales nos tiene acostumbrados.

    3.- Sin disparo

    El Barça es un equipo que tiene tras de sí el cartel de sólo saber jugar a tener la pelota. Cierto, pero falso. Es verdad que la posesión es su estilo, pero también ha sabido usar de otros recursos cuando los rivales se encierran. Recursos como el desdoble de los laterales, los lanzamientos lejanos o los desplazamientos en largo desde la defensa.

    Ante el Milan ninguno de ellos se vio sobre el maltrecho césped de San Siro. Especialmente preocupante fue el apartado de los tiros a puerta. Los blaugrana dispararon menos que su rival (6 por 8 lanzamientos). De ellos, sólo dos fueron a portería, por los seis 'rossoneri' que sí acabaron entre palos.

    4.- Problemas en defensa

    Problemas que tienen un nombre fundamentalmente: Dani Alves. El jugador brasileño volvió a dejar huecos en su posición, especialmente a su espalda. Cierto es que antes, en sus mejores años, ocurría algo parecido, pero su velocidad le permitía corregir estas carencias. Además, su potencial ofensivo hacía que el rival no tuviera tiempo de atacar por su costado. Ayer no fue así.

    El Sharawy aprovechó este punto flaco en muchas ocasiones y en el segundo gol milanista, la falta de marcaje de Alves dejó libre a Muntari, que anotó a placer. En esta acción hay que señalar que el brasileño trató de cubrir el hueco que había dejado Piqué.

    Y es que el 3 blaugrana tuvo doble esfuerzo: el suyo y el tapar a un Puyol que, aunque bravo y luchador como siempre, tuvo problemas en algunas coberturas y diagonales, perdiendo la posición con frecuencia.

    5.- Poca tranquilidad

    Cuando el Barça recibió el gol de Boateng, empezó una cascada de acciones aceleradas que hacían que sucediera lo inédito: pérdidas de balón rápida y precipitación en movimientos individuales, especialmente en el ataque. Sólo Iniesta parecía saber mantener la calma y pedírsela a los demás. De poco sirvieron sus gritos y gestos a sus compañeros.

    6.- Cesc, el desaparecido

    Fábregas estaba siendo esta temporada un hombre clave. Vilanova y Roura lo habían reconvertido a un mediocampista que permitía a Iniesta jugar en el extremo y dar equilibrio al equipo. Ayer, entre la superioridad del mediocampo milanista, no fue un recurso. Se perdió con frecuencia y sus pases solían encontrar sólo a jugadores rivales. Y eso si conseguía conectar con el esférico. Ni de falso nueve (jugó un tramo así en la primera parte) desbloqueó el caos de la medular. Fue cambiado por Alexis en la segunda parte y se convirtió en el único cambio culé para revolucionar el duelo. El chileno tampoco resolvió el problema.

    7.- Sin reacción desde el banquillo

    El de ayer era el segundo partido importante para Roura como sustituto temporal de Vilanova en el banquillo. Al igual que el sucedió en el Bernabéu, el técnico no tuvo capacidad para revolucionar el partido.

    No lo hizo con los cambios o con el cambio, mejor dicho, realizado. Y es que sólo Cesc saltó al césped para tratar de mutar la situación. Mascherano saltó al césped por Puyol, pero fue cosa de la lesión del capitán. El relevo se produjo en el 88'.

    Tampoco cambió el duelo con nuevos dibujos o alternativas. Salvo la presencia de Cesc como falso nueve por momentos y la presencia de Alexis en el extremo (Iniesta bajó a la medular) nada más se vio sobre el césped. Paralisis que lastró al equipo y que dio la imagen de que la remontada nunca estuvo presente entre las opciones del partido.