Fondos
Los fondos de inversión son más rentables que los depósitos: el tiempo juega a su favor
Y eso que este año han igualado la tributación de todos los productos de inversión al 18 por ciento sobre las plusvalías obtenidas.
Dos ejemplos
¿Cómo? Imagine que dos rentistas con 50.000 euros deciden buscar un dinero extra al año de 1.230 euros por vías distintas. El primero se decanta por el producto de moda en las entidades financieras, un depósito, que le ofrece una ganancia anual del 3 por ciento. Transcurrido el primer año, este rentista logra unas plusvalías de 1.500 euros, que libres de impuestos se quedan en los 1.230 euros que quiere tener cada año, como renta adicional. Una vez hecho esto el primer año, dispone nuevamente de 50.000 euros para renovar el depósito.
Por su parte, el otro rentista elige un fondo de renta fija a corto plazo o Fiamm, en el que invierte el mismo dinero para obtener ese 3 por ciento y conseguir un rédito anual de 1.230 euros, algo bastante factible según las actuales condiciones de mercado y descontadas las comisiones. En total, compra 5.000 participaciones a 10 euros cada una.
Después de un año, el partícipe rescata 120 participaciones con un valor de 10,3 euros cada una, que suman un capital de 1.236,48 euros. De este importe, 36 euros responden a ganancias del capital, de los que 6,48 euros son impuestos. Mientras que los 50.000 euros que invirtió el pasado año han engordado hasta 50.263,52 euros, con lo que ya partirá de un capital superior para el segundo año de inversión.
Si estos dos rentistas siguen cinco años más repitiendo esta estrategia, el que invirtió en el fondo ganará 36,2 euros más que el del depósito. Una diferencia que si mantiene el fondo durante toda su vida (35 años) superaría al depósito en 4.198 euros, según un informe de Abante.
Mayor rentabilidad
Enrique Borrajeros, socio director de esta gestora, explica que el efecto financiero fiscal de reembolsar parte del capital y parte de los intereses es mucho mejor que el de recibir sólo intereses.
Es decir, la diferencia para conseguir mejores resultados radica en que en el depósito el rentista tributa por todas las plusvalías de golpe año a año, y en el fondo se difieren los impuestos a pagar por las ganancias, mientras que siguen creciendo los ahorros invertidos. De esta forma, el capital neto que obtiene el dueño del fondo ascenderá a 51.285 euros, mientras que el que optó por un depósito se queda con los 50.000 euros al año.
Sin embargo, esta estrategia no es del todo rentable en el segundo año de inversión, ya que los impuestos que deben pagarse son ligeramente superiores en un fondo que en un deposito. Enrique Borrajeros indica que esta situación es lógica ya que el capital para tributar del fondo es superior. Y ya, a partir del tercer año, vuelve a imponerse éste al depósito.
¿Y en una cartera de ahorrador?
Si en vez de tener una estrategia rentista, estos inversores imaginarios con 50.000 euros tienen un perfil de ahorrador -las plusvalías logradas las reinvierte- el fondo también es mejor opción. Según Abante, en cinco años, las ganancias logradas son un 0,14 por ciento superiores.
Con una rentabilidad del tres por ciento anual, el fondista conseguirá un saldo vivo de 56.530 euros pasados cinco años, frente a los 56.460 euros que logra el ahorrador del depósito. Aunque la diferencia no es excesiva sí que con el paso del tiempo, la cantidad que los separa toma una mayor relevancia. En 35 años, los 50.000 crecerán un 14,64 por ciento más en un fondo de renta fija a corto plazo -fondo monetario-.
A pesar de que los depósitos han quitado dinero a los fondos en los últimos meses, está claro quién es el ganador sea cual sea la estrategia inversora.
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