El número dos del Santander, experto en reflotar bancos en crisis, cobra 7,16 millonesIngresa 7,16 millones de euros al año. Y el Santander ha alimentado un colchón de 45,44 millones para hacerle más llevadera su jubilación. Alfredo Sáenz, el ingeniero del saneamiento de Banesto, que convirtió un banco en quiebra técnica en la joya del grupo, es el banquero mejor pagado del país.Según su jefe, Emilio Botín, el Santander ficha a los "mejores profesionales" con compensaciones "de mercado" porque interesa al banco y a los accionistas. Cuando Sáenz tomó el relevo como número dos del grupo a Angel Corcóstegui, el titán cántabro acababa de sellar 2001 con 2.486,3 millones de euros de beneficio. Cuatro años después, puso la guinda a 2005 con 6.220 millones, cifra que no suma el resto de la banca española junta.El vicepresidente y consejero delegado es un hombre procedente de la industria venido a banquero. Desde que dio el salto al mundo financiero, escaló peldaño a peldaño hasta la cúpula del tercer banco del euro. Y a cada paso cosechó subidas en los emolumentos. Algunos le llaman el resucitador de bancos. Su primer gran desafío llegó en 1983 con la crisis de la Banca Catalana de Jordi Pujol. Un pool de entidades se hizo cargo del reflotamiento, y la voz cantante la llevó el Banco Vizcaya, que eligió a Sáenz. Bautismo de fuego, prueba superada. La siguiente le esperaba a su regreso al Vizcaya, que estaba ya en trámites de unión con el Bilbao. Con la repentina muerte del copresidente Pedro Toledo, el banquero que le fichó, estalla una guerra sin cuartel entre las dos facciones del banco fusionado. Y la rama del Vizcaya pone los ojos en él. Tras meses de pelea, es elegido vicepresidente primero por laudo del Banco de España. Corría 1990. Tres años de respiro y otro lance. El Día de los Inocentes de 1993, el Banco de España intervino por sorpresa Banesto. De nuevo, Sáenz entra en un equipo gestor transitorio puesto por el Santander, BBV, BCH, Popular y Argentaria mientras se resolvía su subasta.El Santander se queda con Banesto y Botín ficha al probado gestor en reestructuraciones. Posiblemente, uno de los tragos más difíciles llegó en 1994, en una junta de nueve horas en la que tuvo que explicar sin moverse del atrio las medidas de reflotamiento, con la sombra planeando de un Mario Conde al que todavía se le reconocía en la calle como empresario modélico. A este bilbaíno, de 63 años, de ideas muy claras y directo en sus manifestaciones, le tocó liderar la etapa más dura de Banesto. Con draconianos recortes de costes, puso los cimientos a una entidad con aspiraciones hoy de ser líder, que pasó al mando de Ana Patricia Botín en 2002. En aquella época cayeron las joyas industriales de Banesto -Agroman, Acerinox, etc-.Pero Sáenz, cazador y aficionado a la bicicleta, salvó del ajuste al patrocionio del equipo ciclista, con el que Indurain coronó cinco Tours. Al hombre que decide el día a día del Santander, le gusta rodearse de gente muy ejecutiva en sus tareas. Y en el mayor banco de España también ha inculcado su impronta. Las palabras que más pronuncia son globalizar negocios y eficiencia. "Adelgazar a la bestia", dice, pero también elevar ingresos.Y salen los números. En 2005 el grupo ha generado más de 14.800 millones de valor para los accionistas, subraya Sáenz en la carta que firma en la memoria anual.