Grecia: del dicho al hecho

Syriza prometió un "amanecer sonriente" a los desesperados griegos: harían frente a la pobreza confrontando la "diabólica e imperialista" troika exigiendo una condonación de una gran parte de la deuda y una renegociación de lo ya negociado por el anterior Gobierno.

Que no se puede cobrar a quien no tiene para pagar es una realidad incontrovertible. Pero, recordemos, que Grecia (como España) es deudora porque pidió prestado. Y los Gobiernos que permitieron y contribuyeron a esa orgía especulativa fueron o elegidos o consentidos (por la abstención) por ese mismo pueblo griego. Y que quien vota o no vota es responsable de su papeleta o de su ausencia.

Es escandalosamente fácil prometer futuros imposibles. El ministro de Finanzas Yanis Varoufakis y el primer ministro Tsipras actúan con sus acreedores con una irresponsabilidad absoluta. No se puede pretender ser fuerte cuando se es extremadamente débil. Ni desenterrar querellas de la II Guerra Mundial (las indemnizaciones por Alemania) cuando la Unión Europea se hace desde el olvido de viejas reivindicaciones más propias del rencoroso Tratado de Versalles.

Y recordemos que el Gobierno de Syriza es consecuencia de un pacto con Griegos Independientes' (la derecha de la derecha) que reivindica el mantenimiento de un potente ejército (¡que consume el mayor porcentaje de PIB de la Unión Europea!) y los privilegios de la Iglesia ortodoxa (el mayor propietario inmobiliario, exenta de impuestos).

Grecia debe hacer sus deberes, imposibles por la alianza contra-natura del populista-derechista. Y, tras mostrar un plan fiable de profundas reformas, negociar una salida con sus acreedores, que la mantienen hoy económicamente viva. Colofón, como siempre, se envuelven las mentiras con la bandera del engaño social. O de la patria. Y Syriza, tragándose su engañoso programa, ha tenido que reconocer la realidad? pidiendo una ampliación del rescate a la malvada troika.

Javier Nart, abogado.