Gente y estilo

Rafael García, el transformador de la Gran Vía, hizo de la decoración un arte



    Madrid, 16 oct (EFE).- El diseñador, empresario y escritor Rafael García hizo de la decoración un arte entre los años cuarenta y setenta del siglo XX, una manera de transformar una sociedad recién salida de la Guerra Civil que buscaba ambientes grandilocuentes y llenos de "glamour" y sofisticación.

    Cuando se cumple el centenario de su nacimiento, el Museo de Artes Decorativas de Madrid inaugura mañana una exposición con el título "Rafael García, Decoraciones y Muebles", precisamente el nombre con el que abrió tienda propia en la capital.

    Sofía Rodríguez Bernises, directora del museo, cuenta que aunque se trata de un interiorista "muy desconocido" su trabajo fue "muy notorio" al aportar soluciones adecuadas en lugares que, hasta entonces, no tenían en cuenta la decoración como un elemento de creación y renovación.

    Cambios que se produjeron entre los años 40 y 70, como la transformación de la Gran Vía, convirtiéndola en la vía central de la ciudad en la que cines y tiendas de lujo acaparaban la atención de quienes paseaban, buscando la sofisticación y las grandes avenidas que aparecían en las películas de la época.

    "Fue su primer gran proyecto. Tiendas, cines y salas de fiesta intentan reflejar el 'glamour' de las grandes ciudades que proyecta el cine, el lugar donde él mismo abre tienda y galería de arte", un proyecto que sigue vivo, pues aún permanecen algunas de las tiendas más antiguas de la calle, comenta la directora del Museo de Artes Decorativas.

    En sus creaciones seguía una herencia historicista acuñada en su propia casa, al provenir de una familia valenciana de creadores de muebles que hacían del mobiliario del XIX y de la época de Luis XV y Luix XVI sinónimos de "caché" y "calidad".

    Sin embargo, a pesar de recuperar la decoración del renacimiento español y el barroco, añadía componentes "art déco" y algunos más modernos.

    "Tiene una forma de decorar paredes, techos y suelos con mucha potencia, con mucho abigarramiento, donde las escaleras voladas, con puntos de fuga favorecían la monumentalidad", asegura Sofía Rodríguez.

    Su ambición le fue abriendo espacio a las tendencias más actuales de su época y una clientela de alto nivel adquisitivo le lleva a interesarse por movimientos como la Bauhaus.

    Su mundo se abre a "muchos intereses y va cogiendo lenguajes dispares que él compatibiliza con otros más prácticos para dar gusto a distintos clientes", indica Rodríguez.

    En su última etapa, utiliza un "lenguaje decorativo" más ecléctico, donde reúne toda su herencia intelectual y "más formal", y donde sus viajes por el norte de África y por la India le conducen a "combinaciones muy escenográficas, en las que mezcla muchas piezas y estilos".

    Comprar la empresa Knoll Internacional le permitió la comercialización de diseños de Mies van Der Rohe, Harry Bertoia o Eero Saarinen, y convertirse en el decorador de empresas recién instaladas en España como IBM, Philips o Pirelli, le alzan como uno de los grandes de la época del desarrollismo.

    Su trayectoria y proyectos en América Latina, norte de África y Estados Unidos hacen de él el primer "embajador de la 'Marca España'".

    "Es el momento de analizar su perspectiva, su obra y su talento", dice Sofía Rodríguez, quien agradece la colaboración de la familia del decorador en la organización de la exposición, que permanecerá abierta hasta el 11 de enero de 2015, y que ha manifestado su voluntad de ceder el archivo y piezas de Rafael García al museo.