
"O Bersani se rinde a un Gobierno de amplia coalición o volvemos a votar". Este es el ultimátum que Silvio Berlusconi y sus partidarios repiten como un mantra, convencidos de que esta vez podrían volver a conquistar el Ejecutivo italiano. Por eso, también el secretario del Pueblo de la Libertad (PDL), el berlusconiano Angelino Alfano, advierte a la izquierda del Partido Demócrata (PD), ganadora de las elecciones pero sin mayoría suficiente en el Parlamento para formar Gobierno: "O hay un acuerdo político pleno o es indispensable ir cuanto antes a las urnas, antes de que resulten impracticables las elecciones en junio".
Il Cavaliere, tres veces primer ministro de Italia, consiguió lo que quería en los comicios del 24 y 25 de febrero: ser el fiel de la balanza en el nuevo Parlamento, aún más en víspera de la elección del sucesor de Giorgio Napolitano a la Presidencia de la República, que se celebrará a partir del 18 de abril. Frente a la intransigencia del Movimiento 5 Estrellas, del cómico Beppe Grillo, Berlusconi es el único interlocutor que le queda al secretario del PD, Pierluigi Bersani. A cambio de formar un Ejecutivo, el líder conservador quiere pasar factura al centro-izquierda transalpino, empezando por elegir un presidente de la República.
El problema de il Cavaliere, una vez más, se encuentra en los tribunales: dos sentencias están a punto de llegar, Mediaset (fraude fiscal) y caso Ruby (prostitución de menores y abuso de poder).
Sin embargo, en caso de que fracase un acuerdo con Bersani, el plan B ya está listo, y podría salirle redondo: según los últimos sondeos, tras el desgaste de la izquierda que no consigue formar Gobierno, la derecha italiana ganaría las elecciones con más del 32 por ciento.
La coalición liderada por el PD quedaría un paso atrás al 31,9 por ciento, mientras el M5S de Grillo sigue por arriba del 15 por ciento. Un puñado de votos que, sin embargo, según la ley electoral italiana podría transformarse en una aplastante mayoría en el Congreso (aunque el Senado siempre quedaría ingobernable).
A Berlusconi, unas nuevas elecciones anticipadas le permitirían superar el obstáculo de la sentencia del juicio Mediaset que, si fuese confirmada, le impediría presentarse como candidato.
Sin embargo también en el bando opuesto hay alguien que apunta por volver a las urnas: el alcalde de Florencia Matteo Renzi. Renzi, abanderado de la renovación generacional en la izquierda italiana, había sido derrotado por Bersani en las elecciones primarias del PD. Pero ahora con el secretario más vulnerable tras una victoria a medias, su nombre es el favorito para el liderar a los progresistas. Renzi con 38 años y un programa de recortes a los privilegios de la política apunta también a quitar votos al M5S de Grillo.
Propuesta de reformas
El escenario italiano se aclarará a finales de abril: Napolitano, en los últimos seis meses de su mandato, no tiene poder para convocar las elecciones, pero su sucesor - cuyo nombre se conocerá a finales de abril - podrá hacer todo lo que considere mejor para resolver la situación, incluso fijar un voto anticipado. Entones habrá que ver si la formación de Bersani se saldrá con la suya (es decir, un Gobierno de minoría) o si Silvio sBerlusconi conseguirá ir a las elecciones, volviendo a ser elegido una vez más primer ministro italiano.