Europa
Merkel se niega a cambiar su política migratoria mientras pacta con Turquía
Laura Cruz (Berlín)
Tras las elecciones del 13 de marzo en tres Länder, en las que la Gran Coalición recibió un gran varapalo, el Gobierno ha asegurado que la política migratoria de Alemania no va a cambiar por el momento.
Las encuestas vaticinaban desde hace meses que los partidos de la Gran Coalición alemana (la CDU de Merkel y el SPD del vicecanciller socialdemócrata Sigmar Gabriel) iban a verse debilitados tras las elecciones en las regiones de Baden-Württemberg, Renania Palatinado y Sajonia-Anhalt, pero había esperanzas de que la bajada no fuese tan acusada.
Ambos partidos van a lograr hacerse con el gobierno de dos de los tres Länder, ayudados por Los Verdes o por los Liberales (FdP), pero la entrada vertiginosa a los parlamentos de la derecha populista de AfD, sobre todo en Sajonia-Anhalt, ha roto los esquemas a Angela Merkel y a sus socios de gobierno.
La canciller, acostumbrada a la prudencia y a no ofrecer jugosas declaraciones ni salidas de tono, se ha mantenido muy discreta toda la semana pasada, más empeñada en sacar adelante un acuerdo con Turquía y la Unión Europea que en airear las disputas internas que hay en su propio partido.
El acuerdo de los veintiocho con Turquía consistirá en devolver a los refugiados que lleguen a las costas griegas otra vez a Turquía y recolocarlos en países de la Unión Europea, hasta un tope de 72.000 personas. El primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, ya estuvo de visita oficial en Berlín hace menos de dos meses, donde reclamó a Merkel que le ayudase a conseguir más financiación si Europa quería que Turquía acogiese a más refugiados.
Para que Turquía sea calificado como lugar seguro tendrá que practicar algunos cambios administrativos y no estar inmerso en ningún conflicto, caso que actualmente incumple por la ofensiva abierta en el Kurdistán. Entre los refugiados también se encuentran kurdos, a los que se dará prioridad en la acogida debido a los problemas que podrían tener si se les deporta a Turquía.
Si finalmente Turquía se considera estado seguro, esto provocaría que Grecia rechazase masivamente las solicitudes de asilo por considerar que los refugiados ya han pisado otro tercer estado seguro, Turquía. Además de no presentar conflictos, el estado no puede devolver a los refugiados a su país de origen. Esta es otra de las condiciones que tendrán que cumplirse para que este pacto se lleve a cabo. El histórico conflicto de Grecia con Turquía podría verse afectado con este nuevo pacto, ya que Grecia no reconoce por el momento que Turquía sea un país seguro.
Angela Merkel expresó hace menos de un mes su disposición a que Grecia recibiese 700 millones de euros en tres pagos anuales, debido a su incapacidad para hacer frente a las reformas pactadas con la UE mientras acoge a refugiados. Pero la canciller sabía que sólo sería un parche y supondría el cierre de fronteras por parte de Macedonia, dejando atrapadas en Idomeni a más de 20.000 personas que ya habían iniciado la ruta de los Balcanes.
La Unión Europea tendrá que dar rápida respuesta a este bloqueo, puesto que el lugar ni siquiera cumple las condiciones de un campo de refugiados y las familias se alimentan gracias a la ayuda del voluntariado que llega a la zona. Los refugiados que se encuentran allí sólo tienen dos posibilidades: trasladarse voluntariamente a centros de refugiados griegos o quedarse, expuestos a la extorsión delas mafias para cruzar las montañas por rutas peligrosas hacia Europa.
Combatir a las mafias
La semana pasada Angela Merkel declaró en el parlamento alemán que otra de las prioridades de la Unión Europea a partir de ahora tendría que ser combatir a esas mafias a las que los migrantes pagan más de 600 euros por un pasaje de Turquía a Grecia en balsas que no cumplen la normativa de seguridad.
En la primera reunión de la cumbre UE-Turquía, Merkel declaró su disconformidad con el cierre de los Balcanes. Como en el caso del reparto de cuotas de refugiados por cada país que la canciller alemana propuso a finales del verano pasado, esta vez tampoco se tuvo en cuenta su opinión.
La coalición de los democristianos en Baviera, CSU, se ha mostrado desde el inicio contrario a la política de refugiados aplicada por Merkel. Cuando la canciller explicó el miércoles pasado en el Bundestag la posición del Gobierno respecto al pacto de la UE con Turquía, el presidente de CSU se mostró totalmente contrario al aceleramiento en la concesión de visados para Turquía. Visiblemente dolida, Merkel lamentó que una Unión de 500 millones de habitantes y 28 países "no pueda unirse para compartir la carga", dijo. Sobre las intenciones de Turquía de adherirse a la Unión Europea, sentenció que "la adhesión de Turquía no está por el momento en nuestra agenda".