España

Vacaciones tormentosas: los políticos descansan con la luz de alarma encendida

    Foto: Archivo


    El teniente general Francisco Franco Salgado-Araújo, primo y biógrafo del dictador, con el que convivió largos períodos desde la infancia, desnudó al 'caudillo' en muchos sentidos, pero probablemente el desmontaje más sorprendente fue el del mito de 'la lucecita de El Pardo', que simbolizaba los desvelos del autócrata, pendiente de día y de noche del devenir de la patria y de sus súbditos.

    En realidad, Franco era poco trabajador, tenía una agenda descargadísima, se dedicaba preferentemente a sus aficiones y disfrutaba de dilatadísimos períodos de vacaciones. Así consta en 'Mis conversaciones privadas con Franco' aparecidas en 1976, muy poco después de la muerte de ambos Francos, el genuino y su biógrafo, en 1975.

    Aquella idea del caudillaje como una dedicación obsesiva y permanente caló sin embargo, y durante la Transición los políticos, muchos de ellos bisoños en aquellas lides, se dedicaron a la política con un afán inquietante. Maratonianos consejos de ministros, jornadas interminables de reuniones.

    El malogrado Joaquín Garrigues solía decir que si los españoles supiesen cómo se adoptaban las grandes decisiones, en consejos de ministros eternos en que corría el café raudales y bajo la batuta de un presidente insomne y mal alimentado con simples tortillas francesas, se agolparían en los aeropuertos para salir precipitadamente del país. Naturalmente, en aquella época no había vacaciones: todo era un vertiginoso proceso de ganar horas al tiempo.

    Después se normalizó todo, para lo bueno y para lo malo, pero es evidente que en los países europeos las vacaciones no son todavía una institución bien establecida, como puede comprobarse este mes de agosto turbulento y agitado.

    Idas y venidas desde Doñana

    El presidente Zapatero se fue a Doñana a primeros de mes para regresar casi en seguida y volver de nuevo al parque cuando se estabilizó la prima de riesgo, aunque dejando claro que seguía al pie del cañón (con la lucecita encendida), como lo demostró su conversación con Obama.

    Las idas y venidas han sido ampliamente comentadas / criticadas / elogiadas: la oposición ha afeado a Zapatero su pulsátil distanciamiento, aunque en tono menor porque Rajoy no se ha movido de su apacible retiro gallego, quizá para no desmentir su fama de personaje poco trabajador. Las explicaciones de Génova han sido inefables: Rajoy no rompe su retiro porque ello generaría alarma social.

    La boutade de los lugartenientes de Rajoy no es sin embargo irracional: los analistas franceses coinciden en que, al comenzar a circular el rumor de que las agencias de 'rating' se disponían a rebajar la calificación de Francia, fue el regreso precipitado de Sarkozy a París y no el rumor en sí el que generó una jornada negra en todas las bolsas europeas.

    De cualquier modo, y puesto que los líderes europeos se miran constantemente entre sí con el rabillo del ojo, aquel retorno fue imitado por Berlusconi, que ha arruinado las vacaciones a sus parlamentarios y se afana en realizar nuevos ajustes en agosto, y -a la fuerza ahorcan- por el británico Cameron, que no tuvo más remedio que dejar su apacible retiro en la Toscana para apagar el incendio callejero de su país, consecuencia de sus incendiarias políticas antisociales.

    Merkel, la única que no ha interrumpido sus vacaciones

    Tan sólo Merkel está cumpliendo sus vacaciones pautadas: tras descansar en el Tirol, ha regresado ya a Berlín, donde mañana sábado da por concluido el período de asueto. Sus conciudadanos, cómo no, han criticado también que abandonara el timón del barco en momentos de tanta dificultad para Europa.

    Cuando las sociedades están tan pendientes de sus comisionados, los políticos, es que algo falla en el modelo de organización. Y, efectivamente, la democracia ha dejado de brindar seguridades (esperemos que temporalmente), de forma que alguien tiene que sortear personalmente las tormentas. En este sentido, el sistema ha padecido una gravísima regresión, sin duda por falta de envergadura de los líderes que están a cargo de statu quo. Es decir, de mantener encendida la lucecita de El Pardo.