Empresas y finanzas

Los seguros adoptarán un lenguaje más comprensible para el ciudadano

  • 'Póliza' o 'prima' pueden ser sustituidas por 'contrato' o 'precio'

La ortodoxa, pero a veces indescifrable, jerga del mundo del seguro podría tener los días contados. En un esfuerzo por hacer su lengua comprensible al común de los ciudadanos, las aseguradoras quieren establecer un idioma más sencillo y transparente en una guía de autorregulación que elaborarán en el seno de la patronal Unespa.

Palabras como "prima" son susceptibles de ser reemplazadas por un vocablo más comprensible como lo sería "precio", el nombre "póliza" por "contrato" o, incluso, que se encuentre un sinónimo a "siniestro", uno de los términos más específicos de esta actividad. El usuario se ve obligado en la contratación a familiarizarse además con otras muchas palabras como "tomador" -por la persona que paga el seguro-, "asegurado" -a quien protege, sea o no quien lo suscribe-, "franquicia" -cuantía que, en caso de accidente, no está cubierta por la póliza y que permite abaratar su precio-, "cobertura" -riesgos sobre los que protege o indemniza el producto contratado-, "sobreprima" -recargo en caso de riesgos agravados-, etc.

El lenguaje quedó fijado en los ochenta en su Ley de Contratos, una norma en sí también bastante singular de esta actividad por su peculiaridad de ser el único o uno de los pocos servicios donde el recibo se cobra antes de que surja la incidencia que desencadena su reparación o indemnización. Pero a las mismas compañías aseguradoras les interesa "establecer un idioma sencillo y transparente con el cliente" para que entienda a la perfección qué contrata, "lo que está cubriendo y lo que queda fuera de la póliza", explicó en un encuentro informativo reciente la presidenta de Unespa, Pilar González de Frutos.

La simplificación del lenguaje es uno de los compromisos asumidos por el sector en su "Libro blanco" y que desea abordar en 2017. El año pasado asumió el reto de reducir la litigiosidad en un Código de Buenas Prácticas impulsado desde Unespa y al que se han adherido entidades con más del 80% del negocio del sector.

Para abrirse camino en este empeño, el sector ha reclamado públicamente al regulador una reforma que permita adaptar el lenguaje y simplificar la letra pequeña de las pólizas. La Ley del Contrato del seguro impone la entrega de un gran volumen de información, escrita bajo su jerga técnica, y un prolijo formulario de aceptación que, a veces, complica su comprensión, aunque el propósito sea el de proteger al usuario tratando de asegurar que comprende todo el clausurado.

La patronal Unespa ha subrayado en alguna ocasión que complementarlo exige tantos pasos que dificulta la contratación efectiva a través de, por ejemplo, un móvil. Por su parte, la Dirección General de Seguros han pedido también claridad a las compañías en, por ejemplo, sus páginas webs.

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