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El interés de France Télécom por TeliaSonera tiene en vilo al negocio europeo de las telecomunicaciones. Y ahora hay razones suficientes como para empezar a hacer cábalas, una vez que la propia operadora gala rompiera ayer su silencio y reconociera su ambición por crecer con la ayuda del grupo sueco finlandés.
Una hipotética integración de TeliaSonera en France Télécom situaría al ex monopolio francés como parte del repóker de los mayores grupos mundiales de telecomunicaciones. El ranking por capitalización seguiría comandado por China Mobile y AT&T, mientras que Vodafone, Telefónica y France Télécom, por este orden, completarían el top five del escalafón.
Expansión territorial
La multinacional española disfruta de una cómoda ventaja respecto a su vecino francés en cuanto a valor en bolsa, pero las diferencias son exiguas si se mide la previsión de beneficio bruto de explotación (Ebitda) para este año. En ese caso, la situación rozaría el empate. Según las estimaciones de los analistas, Telefónica logrará a final de año un ebitda de 22.706 millones de euros, mientras que una fusión entre iguales de France Télécom (FTE.PA) y TeliaSonera (TLSN.ES) crearía un grupo cuya previsión de ebitda se situaría en los 22.763 millones.
France Télécom metería cabeza con TeliaSonera en el negocio asiático de las telecos, puesto que el grupo nórdico obtiene el 40 por ciento de su beneficio operativo en Asia Central. Por si fuera poco, la integración entre los antiguos monopolios francés y sueco permitiría a France Télécom abrir brecha respecto a Deutsche Telekom, cuya lista de novias para posibles compras se limitaría a la holandesa KPN o la noruega Telenor, entre otras, una vez adquirida la griega OTE.
Las grandes operadoras europeas se miran de reojo desde hace tiempo, conscientes de la voracidad de los grandes jugadores por aumentar su tamaño, a costa de merendarse aquello que puedan digerir.
Haciendo historia
La posible adquisición del grupo escandinavo por el gigante galo sería el primer gran movimiento de concentración de este siglo en Europa, un continente con más operadores de telecomunicaciones de los aconsejables para competir en un mercado global.
Los analistas han convertido a France Télécom en la nueva niña bonita del sector en Europa, en detrimento de Telefónica. El atractivo del grupo francés hay que buscarlo en la previsión de crecimiento de su beneficio bruto de explotación para los próximos años y, especialmente, por sus planes para reducir la deuda a un ritmo del 10 por ciento anual. Este objetivo estaría más cerca de cumplirse con una posible fusión con TeliaSonera, puesto que el ratio de deuda con relación al ebitda se reduciría a 1,7 veces, frente al 1,9 de Telefónica.
Los expertos también consideran que la rentabilidad de France Télécom aumentará el 2,5 por ciento en 2008, mientras que el resto de las operadoras sufrirá retrocesos.
Por otra parte, el hambre por las operadoras de telecos no sorprende a los consultores, que apuntan que esta industria está abocada a la consolidación. Estados Unidos ya redujo sus jugadores a dos referencias (AT&T y Verizon) y otro tanto sucedió en Japón y sudeste asiático. En buena lógica, el Viejo Continente debería seguir los mismos pasos. La entrada de Telefónica en el capital de Telecom Italia apunta hacia esa dirección.
Difíciles negocioaciones
Lo mismo se puede decir de los infructuosos flirteos de los colosos de ultramar por ganar posiciones en Europa, como los que protagonizaron AT&T y América Móvil en Telecom Italia.
Las negociaciones entre France Télécom y TeliaSonera se presumen arduas. A la complejidad de la operación se añade la presencia del capital público en ambos grupos. Francia es propietaria del 35 por ciento de France Télécom, mientras que Suecia y Finlandia tienen el 37 por ciento y el 13,7 por ciento, respectivamente, de TeliaSonera.
Los observadores estadounidenses se llevan las manos a la cabeza cuando comprueban la excesiva injerencia de los estados europeos en sus respectivas operadoras de bandera. De las siete primeras telecos europeas, cuatro tienen capital público en su accionariado.
Entre los países en los que existen mayor peso estatal se encuentra Alemania (38 por ciento), Noruega (54 por ciento), Bélgica (50 por ciento) o Austria (30 por ciento). En Portugal y Holanda, los estados se reservan una acción de oro en sus ex monopolios para vetar la venta de activos a operadores extranjeros. Estas barreras de entrada no existen en EEUU ni en Asia, lo que explica el diferente desarrollo de la consolidación del sector en estas áreas geográficas.
El nuevo grupo estaría menos endeudado
Compromisos financieros de las grandes operadoras mundiales.
Fuente: FactSet / elEconomista.es