Carmen Planelles
Madrid, 19 ago (EFECOM).- En los últimos tres meses juguetes, lácteos o dentífricos han sido retirados de los lineales de los supermercados por defectuosos. Pero ¿quién corre con esos gastos?.
En España el nivel de contratación de seguros para la retirada de productos es muy reducido si se compara con el resto de Europa.
Según fuentes del mercado asegurador, ante la retirada de una mercancía las empresas deben determinar y localizar el producto defectuoso, transportarlo, cargar y descargar, destruirlo o eliminarlo en su caso, así como advertir a los consumidores y usuarios de la retirada a través de campañas de publicidad.
"La mayoría de las pequeñas y medianas empresas españolas no son conscientes de los riesgos que corren con sus productos ni de los costes a los que tendrán que hacer frente en caso de que resulten defectuosos o contaminados", señala a Efe Raúl Pérez, especialista en Riesgos Industriales de la consultoría de Riesgos y Seguros Marsh.
Las grandes corporaciones y las multinacionales de los sectores más conflictivos, los que más han sufrido retiradas de productos del mercado, como alimentación, automoción y farmacia tienen suscritos seguros con límites muy altos ante siniestros de este tipo, "pero hay una falta de conciencia entre las pymes, que suponen un 90 por ciento del tejido industrial español", afirma.
Califica este hecho de "sorprendente", dado que nos encontramos en una situación de "mercado blando que provoca una rebaja en el precio de las primas y un aumento de los límites contratados".
Para este experto, la retirada de un producto del mercado supone un coste importante para una multinacional, "aunque lo normal es que no afecte a su cuenta de resultados. Sin embargo, esta circunstancia en una empresa que facture en torno a los 50 millones de euros o menos puede ser un gran problema".
PRIMAS MÁS BARATAS
En España el coste de esta "armadura empresarial" ha disminuido considerablemente, ya que las primas se han reducido entre un 15% y un 20% en los tres últimos años, lo que no se ha traducido en un aumento significativo de la contratación, afirma Raúl Pérez.
Sin embargo, entre los años 2004 y 2007 los límites contratados por las empresas, es decir la cantidad máxima que cada aseguradora pagará en caso de siniestro, se han duplicado, ya que al ser más baratos, las empresas han preferido cubrirse con una mayor cantidad.
La cobertura media que ofrecen actualmente las aseguradoras oscilan entre los 150.000 y 600.000 euros.
El problema estriba en que la pequeña y mediana empresa no suele ser noticia, sus problemas no suelen trascender a la opinión pública, pero analizando las alertas se detectan productos defectuosos que afectan a empresas no muy grandes, explica.
El riesgo es igual para una grande que para una pequeña, con la diferencia de que el daño puede ser mucho mayor para la pyme, que además no suele contar con los sistemas de control de la grandes.
"La gestión adecuada de la crisis ante una retirada, tanto desde el punto de vista operativo como desde el de la comunicación, marcan la diferencia entre salir ileso, tocado o hundido tras un siniestro de ese tipo", concluye.
CUESTIÓN DE IMAGEN
El riesgo de daño personal o material, el conocimiento de la existencia de un defecto en el producto o simplemente "cuestión de imagen" son algunas de las causas que determinan la retirada de un producto del mercado, según un informe elaborado por Marsh en 2006.
El informe señalaba que la retirada por "cuestión de imagen" es cada vez más frecuente entre las empresas europeas, que prefieren tomar la iniciativa y adoptar un enfoque más de seguridad que de pedir disculpas.
La tendencia -afirma el estudio- es a retirar productos que están "contaminados" pero dentro de los niveles aceptados por la OMS, esto es, que no suponen un peligro para la salud.
Éste ha sido el caso de la reciente retirada del mercado español por parte de la empresa estadounidense Mattel de 500.000 juguetes fabricados en China por contener sustancias tóxicas o unos pequeños imanes mal fijados.
O lo que llevó en 2005 a la compañía Nestlé a retirar 40.000 litros de leche infantil fabricada en su planta asturiana, ya que dichos lotes resultaron ligeramente manchados por la tinta empleada para imprimir el envase, a pesar de que no constituía un riesgo para la salud de los bebés, medida que le supuso 2,5 millones de euros.
El pasado viernes la cadena de juguetes Toys'R'us retiró del mercado estadounidense 160.000 baberos fabricados también en el país asiático por contener un tipo de vinilo no permitido.
Según el informe mundial Limits of Liability de Marsh de 2006, el 75 por ciento de los juguetes vendidos en Europa procede de China. De hecho, de las 847 notificaciones de retirada de producto comunicadas al RAPEX (Rapid alert system) en 2005, casi el 50% correspondía a productos de origen asiático (346 de China y 41 de otros países de la región).
Ese informe mundial de 2006, con datos de 2005, señalaba además que el número de retiradas de producto comunicado a la Comisión Europea se ha incrementado notablemente desde que la UE aprobó la directiva general de seguridad de productos de 2004. Por ello se pasó de 6 retiradas a la semana en 2004 a 14 a la semana en 2005. EFECOM
CP/pv/ltm
(Con fotografía)
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