Río de Janeiro, 22 jun (EFECOM).- El caos aeroportuario supuestamente provocado por una huelga de celo de los controladores de vuelo llegó hoy al cuarto día seguido en Brasil pese a la decisión del comando de la Fuerza Aérea de arrestar a los dos principales líderes de esa categoría.
El comando de la Aeronáutica confirmó hoy que ordenó el arresto administrativo del vicepresidente de la Federación Brasileña de Asociaciones de Controladores de Tráfico Aéreo, el suboficial Moisés Almeida, un día después de haber ordenado la del presidente del mismo sindicato, el sargento Carlos Henrique Trifilio.
Ambos fueron acusados de haber concedido entrevistas no autorizada a medios de comunicación, una transgresión disciplinaria según el reglamento militar al que están sometidos los controladores, y fueron sancionados con confinamientos de hasta veinte días.
Pese a tales decisiones, los aeropuertos del país seguían funcionando a media marcha en la mañana de este viernes y los controladores, que no confirman ni desmienten si pusieron en marcha una operación "tortuga" o huelga de celo, mantuvieron su decisión de aumentar los intervalos entre despegues y aterrizajes por supuestos motivos de seguridad.
Los controladores alegan que están espaciando los vuelos debido a que la falta de equipos amenaza la seguridad aérea pero el año pasado ya habían realizado una huelga para reivindicar mejorías laborales y la desmilitarización del sector.
Según el último boletín de Infraero, la estatal que administra los aeropuertos, de los 501 vuelos programados en todo el país entre la medianoche del jueves y las 9.00 horas (12.00 GMT) del viernes, 114 (el 22,7 por ciento) tenían atrasos de más de una hora y 57 (el 11,3 por ciento) tuvieron que ser cancelados.
La situación mejoró con respecto al jueves, cuando el porcentaje de vuelos atrasados llegó al 46 por ciento de los programados y algunos pasajeros tuvieron que dormir en los aeropuertos y esperar hasta 24 horas antes de poder embarcar.
Los atrasos han provocado largas filas en los aeropuertos y protestas de pasajeros irritados, algunos de los cuales han tenido que ser contenidos por la policía.
En los aeropuertos de Sao Paulo, los de mayor movimiento en el país, se repitieron las escenas de pasajeros disputando sillas para dormir y hasta la comida en restaurantes que no dan abasto.
Del caos no se ha salvado ni el presidente de Santo Domingo, Leonel Fernández, cuya visita oficial a Brasil ha sido afectada por las retenciones en los aeropuertos, ni los futbolistas de la selección brasileña, que tuvieron que esperar cuatro horas antes de poder viajar el miércoles a Venezuela para la Copa América.
Las declaraciones de algunas autoridades para explicar el caos han contribuido para aumentar la irritación de los pasajeros.
Una semana después de que la ministra de Turismo, Marta Suplicy, asegurara que los pasajeros tenían que "relajarse y gozar" para encarar los atrasos, el ministro de Hacienda, Guido Mantega, atribuyó ayer el caos al "éxito de la economía", que supuestamente ha provocado un aumento del flujo del tráfico aéreo.
Ambas declaraciones fueron recibidas con indignación en el Congreso y dieron munición a la oposición para atacar al Gobierno por la situación.
La crisis aeroportuaria en Brasil se arrastra desde el 29 de septiembre de 2006, cuando el choque de un Boeing de la aerolínea GOL en plena selva amazónica provocó la muerte de sus 154 ocupantes.
El avión fue rozado en pleno vuelo por un pequeño avión ejecutivo en un accidente que ha sido atribuido por la policía a errores tanto de los pilotos estadounidenses del aparato menor como de cuatro controladores que estaban ese día de guardia.
Las investigaciones sobre el caso han dejado en evidencia las serias fallas en los sistemas y equipos de control del tráfico aéreo en Brasil.
Desde el accidente, los controladores aéreos han hecho sucesivas huelgas de celo y llegaron incluso a paralizar sus actividades por completo durante algo más de doce horas, obligando al cierre temporal de todos los aeropuertos del país. EFECOM
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