Empresas y finanzas

Aumento del uso de etanol puede saciar nuestra sed pero dejarnos hambrientos

César R. Díaz

Toronto, 11 abr (EFE).- ¿Pueden el etanol y otros biocombustibles aliviar la sed energética de Norteamérica y paliar su desmadre medioambiental? Quizás, pero cada vez es más evidente que en el intento de tapar un agujero podemos estar creando uno mayor.

A finales de marzo, el dirigente cubano Fidel Castro publicó un artículo en el diario "Granma" en el que criticó con dureza la política del presidente estadounidense, George W. Bush, para producir de forma masiva etanol a partir de maíz así como otros biocarburantes, combustibles obtenidos a partir de cultivos.

Para Castro, "la idea de convertir los alimentos en combustible" sólo producirá más hambre entre los países más pobres del mundo y sólo la reducción del consumo energético puede resolver el problema.

La posición del convaleciente Castro fue objeto de mofa en Estados Unidos pero el viejo dirigente cubano puede que no esté tan equivocado.

El Departamento de Agricultura estadounidense advirtió el martes que los extraordinariamente elevados precios del maíz provocarán en los próximos meses un repentino descenso en el suministro de carne.

Según las autoridades agrícolas estadounidenses, el país producirá 450 millones de kilos de carne de ternera, pollo y cerdo menos que el año pasado. Casi un kilogramo menos por persona.

Y el aumento de los precios del maíz, que ha alcanzado máximos históricos, está directamente relacionado con la creciente demanda para producir etanol.

En Estados Unidos hay 116 plantas que producen etanol, las cuales para el 2008 consumirán unas 130 millones de toneladas de maíz, la mitad de la producción total del país. Además otras 79 están en construcción y otras 200 están siendo programadas para los próximos años.

La situación tiene implicaciones mundiales. Estados Unidos produce el 40 por ciento del maíz cultivado en todo el mundo y representa el 70 por ciento de todas las exportaciones por lo que la más mínima reducción de las exportaciones tendrá un efecto en los precios a nivel mundial.

Los efectos ya se han hecho notar en uno de los vecinos de Estados Unidos. En enero, México tuvo que imponer controles en los precios del maíz tras una espectacular subida de las tortillas, el alimento básico en el país.

El encarecimiento del precio del maíz provocó protestas entre los grupos sociales mexicanos, un anticipo de lo que puede pasar en el futuro.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió en su informe semestral "Perspectivas Económicas Mundiales", publicado hoy, que la demanda de biocombustibles provoca que los precios del maíz y la soja (dos de los cultivos más utilizados para producir combustibles alternativos) empiecen a modificarse a la par que la evolución de los precios del petróleo.

"El aumento de la demanda de biocombustibles probablemente causará que los precios del maíz y la soja aumenten más y se muevan más próximos con el precio del crudo como ha sido el caso del azúcar" dijo el FMI.

El FMI añadió que los precios de los sustitutos del maíz para la producción de alimentos también están aumentando lo que se traduce en precios más altos para aceites, carne, productos lácteos y pollo.

Los datos señalan que el aumento del precio de los alimentos se mantendrá en el 2007 en niveles similares al del 2006, un 10 por ciento. El aumento fue provocado en su mayor parte por la elevación de los precios del maíz, trigo y soja.

Por si esto no fuera suficiente, también hay cada vez más dudas sobre los beneficios medioambientales del uso de biocombustibles.

Un estudio canadiense ha señalado que los esfuerzos del país para incluir etanol y otros biocombustibles en gasolina y diesel con el objetivo declarado de reducir emisiones que causan el efecto invernadero tendrán pocos resultados.

Según el estudio, si el 10 por ciento del combustible utilizado en Canadá fuera etanol, la reducción en las emisiones de gases sólo sería del 1 por ciento.

Además, Canadá tendría que utilizar un 36 por ciento de sus tierras cultivadas para producir lo suficiente para sustituir un 10 por ciento de la gasolina y diesel utilizado en la actualidad.

El informe también constata que la Organización para la Alimentación y la Agricultura de la ONU (FAO) ha señalado que el aumento de la demanda de etanol producido con maíz es la principal razón del declive de las reservas mundiales de granos experimentada durante la primera mitad del 2006. EFE

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