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Legisladores izquierdistas abandonan tribuna después de 15 días de protestas



    México, 25 abr (EFECOM).- Los congresistas izquierdistas que ocupaban por la fuerza las tribunas del Senado y de la Cámara de Diputados de México desde el 10 de abril liberaron hoy ese espacio tras alcanzar un acuerdo con los otros partidos sobre el debate nacional que reclaman para aprobar una reforma energética.

    El convenio suscrito por el Frente Amplio Progresista (FAP), que lideraba las acciones reivindicativas, establece la celebración de un debate nacional del 13 de mayo al 22 de julio de este año sobre la reforma energética presentada por el Ejecutivo mexicano.

    A las 13.40 horas locales (18.40 GMT) la veintena de legisladores que protestaban dejaron la mesa directiva de la Cámara alta.

    "Logramos frenar la iniciativa y la intención de un 'madruguete' (una aprobación rápida), además logramos una iniciativa para discutir sobre el tema de la industria petrolera", dijo el senador Carlos Navarrete, coordinador en la cámara alta del Partido de la Revolución Democrática (PRD), que lidera el FAP.

    "Por ello hemos decidido dejar concluida la resistencia pacífica", agregó Navarrete, mientras las empleadas de la limpieza se llevaban las banderitas colocadas sobre las mesas de la cámara con la leyenda "No a la privatización".

    Pocos minutos después, en la Cámara de Diputados, los congresistas del FAP retiraron las cadenas que habían colocado en la puerta para evitar el acceso al recinto y la gigantesca pancarta de tela que cubría la mesa directiva desde hace quince días.

    "Triunfamos", indicó el coordinador de los diputados del PRD en esa cámara, Javier González Garza, para quien con el acuerdo alcanzado la izquierda ha logrado frenar iniciativas "que además de privatizar la industria petrolera, son violatorias de la constitución", en alusión a la propuesta del gobierno.

    El pasado 10 de abril, el presidente de México, Felipe Calderón, presentó un proyecto de reforma petrolera que, entre otras cosas, le otorgaba mayor libertad de gestión y para firmar acuerdos comerciales a la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex), considerada un símbolo del patriotismo nacional.

    El plan tenía como ejes ampliar la autonomía financiera de Pemex, crear una nuevo régimen de contratos y adquisiciones, y facilitar la contratación de empresas especializadas en áreas como la refinación, el transporte y el almacenamiento de hidrocarburos.

    Calderón negó en todo momento que se tratara de una privatización del sector y deploró las protestas de la izquierda, a la que acusó de hacer "el ridículo", con "una actitud que sólo empobrece la imagen de quien la realiza", en alusión a las acciones reivindicativas. EFECOM

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    (con fotografías)